Un enigma de otros mundos
Beatriz Catani dirige una obra donde confluyen teatro, cine y música, para contar una historia del siglo XIX.
Cosas como si nunca
Texto y dirección: Beatriz Catani Actúan: Gabriela Ditisheim, Trinidad Falco, Juan Manuel Unzaga Teatro: Cervantes Funciones: de jueves a domingo, a las 18
La directora y autora platense Beatriz Catani es una de las voces más fuertes y personales del teatro argentino. Algunos de sus espectáculos no se han visto en CABA, la mayoría de su obra fue presentada en La Plata y otro tanto en Alemania, Bélgica y España. Por eso, entre otras cosas, las funciones que realiza en el Cervantes tienen algo de extraordinario; es una creadora que hizo de los márgenes una parte esencial de su poética.
El itinerario de Catani mantuvo algunas preocupaciones a lo largo de los años: una presencia literaria que cuestionan la representación o, al menos, la pone en una valiosa tensión. También incorporó diferentes aspectos documentales para ser trabajados de distintos modos y formas por sus actores. Algo que actualmente es norma de una parte del teatro local, pero que Catani viene desarrollando hace décadas.
En ese sentido Cosas como si nunca elabora un tríptico de estímulos para el espectador. En el centro del espacio escénico se ubica una pantalla donde se proyecta una película, también dirigida por Catani; a un costado un pianista ( Ramiro Mansilla Pons) ejecuta diversos pasajes sonoros; y, al otro lado, los intérpretes Gabriela Ditisheim, Trinidad Falco y Juan Manuel Unzaga, también elenco del filme. El espacio para los actores en vivo es una pequeña tarima donde comparten personajes y dife-
rentes textos, varios de ellos, leídos directamente con el libreto en mano. Todas estas situaciones suceden en simultáneo.
Por otro lado, la trama de Cosas... tiene la intención de una historia que se superpone entre lo que sucede en escena y en la película. No funciona por la claridad en que se expone si no por el efecto que produce en el espectador la acumulación de motivos: el derrotero de una actriz cautiva que lee a Shakespeare en La Pampa a mediados del siglo XIX; la hija de esa ac- triz perdida que busca a su madre hasta perderse ; un pintor naturalista alemán que viaja por el país retratando paisajes con gauchos y matreros que lo ayudan; un indio que lee la primera edición de Facundo; y un crimen que ronda trágicamente a a todos .
“Trabajar obras autónomas que se articulen entre sí”, dice Catani en el programa de mano, fue una de sus premisas. Una llave para entrar a Cosas... puede ser pensarla en relación a una de las propuestas periféricas para el teatro del siglo XX: el Manifiesto para un nuevo teatro, de Pier Paolo Pasolini. En ese texto, de 1968, el director italiano convocaba a tomar la palabra como creadora de realidad en sí misma, contenedora tanto del peso de la imagen como de otros aspectos fundamentales de la escena.
En la obra de Catani cuanto más intención de armar relato, más distancia y extrañeza provoca en el espectador. Lo mejor sería dejarse llevar y apostar a la resonancia de frases y personajes que componen un cuadro complejo, pero encantador. ■