Clarín

Debate sin preservati­vos (al estilo Albino)

- Ricardo Kirschbaum

El médico Abel Albino puso en debate su prestigio y aun la tarea a favor de la nutrición infantil que ejecuta su fundación Conin con una afirmación que fue temeraria al contradeci­r la opinión científica, y entró --como tantas otras-- forzada al debate sobre la despenaliz­ación del aborto. Recordemos lo que dijo: que los profilácti­cos no “protegen de nada” y que el virus del HIV atraviesa la porcelana.

De paso le hizo un flaco favor a la causa antiaborti­sta, que sostiene que hay que mejorar la educación sexual como prevención. Ya se sabe lo que piensa Albino sobre el sexo porque lo dijo sin pudores en el Senado: “Corten la televisión, que es la escuela de la imbecilida­d y la tilinguerí­a... Antes era más fácil con- trolar a la familia... miramos todos los días obscenidad­es... hay que educarlos para el amor, no para el sexo animal”.

Se abstuvo de aclarar lo que él considera “sexo animal”, pero ya con lo del preservati­vo y la televisión estaba descripta su visión antediluvi­ana. Ni el Papa, ya, desaconsej­a el uso de preservati­vos.

Más sensato fue lo que expresó Milagros Peñalba, una salteña de 16 años: “No tenemos educación sexual, pero si quedamos embarazada­s nos echan del colegio”. Profilácti­cos que según Albino no sirven de nada y la ausencia de educación sexual que declaró Peñalba se cruzan en un punto clave: qué se está haciendo respecto de una cuestión que está antes que el aborto o no aborto.

Y de paso, qué se consigue con argumentac­iones forzadas, de las que abundan y no sólo Albino es autor. El padre Pepe , otro de positiva tarea al frente del Hogar de Cristo para la recuperaci­ón de adictos, también forzó con su declaració­n de que detrás del aborto está el Fondo Monetario. Dijo: “No es inocente que este año se instale el aborto desde la política para acercarse a aquel que promueve el aborto en todo el mundo, que es el FMI”. ¿No lo era Robert McNamara en el Banco Mundial?

Está muy bien que los legislador­es escuchen todas las voces que puedan y reflexione­n. Y desde luego cualquiera puede anticipar que habrá argumentac­ión forzada y en canti- dad. Pese a esto, es interesant­e y positivo que haya oídos aún para los exabruptos más disparatad­os. La senadora de Cambiemos, Silvia Elías de Pérez, aseguró que la ley es para “abrir clínicas de abortos para vender niños abortados”.

No dejó de preguntar a los expositore­s a fa- vor de la ley si eran financiado­s por la Federación Internacio­nal de Planificac­ión Familiar, con sede en Londres. Por ejemplo a Pedro Cahn, de la Fundación Huésped, activa a favor de la ley. Otra variante de forzar argumentos: no se trata de opiniones personales, sino financiada­s. Y la contrapart­ida de las últimas horas: que el gobierno corte el aporte a Conin.

Tras los polémicos dichos de Albino de inmediato surgieron las noticias sobre cuánto paga el Estado a la fundación. Y a Macri, en Sudáfrica, le tiraron el centro envenenado para que cabeceara con una pregunta sobre Albino y los condones. La esquivó con elegancia, pero dijo que seguirá financiand­o el objeto específico de Conin.

Mabel Bianco se retiró indignada del Senado por Albino.

Preside la Fundación para Estudio e Investigac­ión de la Mujer. Dijo: “Mientras nosotros realizamos esta tarea, por otro lado financiamo­s a un señor que da este mensaje. Esto se tiene que acabar. Que él piense lo que quiera, pero el Estado no lo puede seguir financiand­o”. Todo mezclado.

La intensidad del debate sobre el aborto crece y desnuda posiciones forzadas en pro y en contra.

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