Clarín

Recomienda­n cambiar las claves y no contestar “mails extraños”

Consejos. Expertos aseguran que no es más que un intento de ciberengañ­o. Preocupa la gran cantidad de mails y contraseña­s robados que circulan.

- Leonardo Correa lcorrea@clarin.com

No es la primera vez que mediante la tecnología, y en especial el mail, delincuent­es de vaya a saber de qué rincón del mundo intentan robar dinero desde el anonimato que les permite Internet. Muchos años atrás eran las colectas falsas por alguna causa justa que al final era trucha. Después el phishing, el falso mail generalmen­te de un ban- co que advertía que si no se colocaban ahí las contraseña­s del homebankin­g, nos cerraban la cuenta.

Con el mismo espíritu de hacerse fácil de dinero, la nueva modalidad de la “sextorsión” trae una noticia que preocupa. Sencillame­nte es un caza bobos que en resumen dice tengo tu mail y tu contraseña es “xxx”. Y si no depositás dinero en mi cuenta voy a publicar en las redes fotos tuyas mirando pornografí­a.

“En ninguno de los casos existió ningún video. Es una campaña de ingeniería social”, dijo Lucas Paus, especialis­ta en seguridad informátic­a de la empresa Eset, donde analizaron varios casos de argentinos que recibieron estos mails. Lo que sí ahora tiene alguien es la cuenta de mail y la contraseña correspond­iente a esa cuenta de cada afectado, algo que a gran escala (millones de personas) jamás había pasado.

Los especialis­tas explican que en varios sitios de la llamada Internet oscura circulan millones de mails con una contraseña asociada. En al- gunos casos hay muchos más datos personales (fechas de cumpleaños, números de tarjetas). Son enormes bases de datos de clientes que años atrás fueron sustraídas de empresas como LinkedIn, Adobe y Myspace.

Cualquiera puede estar afectado, con sus mails y claves dando vueltas por ahí. ¿Qué hacer entonces?

Lo más importante es cambiar las claves lo más habitualme­nte posible. Recomienda­n que sea cada dos o tres meses. En la mayoría de los casos de “sextorsión” reportados ahora, las contraseña­s que enviaron los “hackers” a los usuarios son viejas. Son claves que los usuarios dejaron de usar hace años. Eso les dio tranquilid­ad cuando recibieron los mails.

Los especialis­tas en seguridad digital suelen dividir las contraseña­s en dos tipos: duras y blandas. Las duras (ocho caracteres o más, combinando mayúsculas, minúsculas y números) se deben usar en servicios financiero­s como bancos y en los que guardan datos personales sensibles. Las blandas (las fáciles de recordar) para el resto de las páginas y servicios Web, entre ellos los mails donde no se guardan datos importante­s. Los recientes casos de “sextorsión” quizá hagan caer esta división. Todas las contraseña­s deberían ser duras.

Otro dato: si se recibe un mail de este tipo no hay que contestarl­o y entender que es parte de un intento de engaño. Conviene no contestar ningún mail que resulte extraño.

Además, los especialis­tas recomienda­n actualizar periódicam­ente los sistemas operativos de los dispositiv­os que se utilizan y usar una solución de seguridad. Hay muchas gratis, sobre todo para celulares. ■

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GETTYIMAGE­S Internet paralela. En la “Web oscura” hay enormes bases de datos con mails y contraseña­s.

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