El mito de la autonomía, a cien años de la Reforma
Según el texto de Alejandro Finocchiaro, una de las principales banderas de la revuelta no se planteó en 1918.
Se cumplió el centenario de uno de los hechos históricos más relevantes de la historia argentina moderna: la revuelta de los estudiantes cordobeses de 1918, que dio inicio a la Reforma Universitaria, un movimiento cuyos postulados principales se expandieron por el país y el continente. Quienes quieran repasar lo que ocu- rrió en esos tumultuosos años (19171922) en Córdoba y en las otras dos universidades nacionales de entonces (la de Buenos Aires y La Plata), tienen en El mito reformista, (Eudeba) de Alejandro Finocchiaro -actual ministro de Educación-, una opción más que interesante. La originalidad del libro -cuya primera edición es de 2013- reside en su hipótesis. Si bien el concepto de “autonomía universitaria” fue y es uno de los postulados más importantes del movimiento reformista, ese principio no estuvo entre los idearios que defendían aquellos jóvenes del 18.
Con documentos de época, diarios, revistas, resoluciones universitarias, estatutos, e incluso cartas entre particulares, Finocchiario muestra en El mito... que el concepto de autonomía universitaria nunca formó parte de la agenda de esos días. El concepto habría sido incorporado por el mismo movimiento reformista, pero mucho después, incluso tras el primer peronismo. La primera norma que establece la autonomía es la Ley de Educación Superior de 1995.
Lo que sí estuvo presente en esos años de la Reforma fue la disputa por principios como los de libertad y periodicidad de las cátedras, concurso para profesores y cogobierno, entre otros. Es decir, la lucha contra el viejo régimen que gobernaba la universidad. Pero de autonomía, entendida como la capacidad para que las universidades se den sus propias normas y se rijan por ellas, nada.
Abogado de profesión, Finocchiaro conceptualiza la cuestión de la autonomía en el derecho público. “La autonomía constituye una forma superior de descentralización política”, describe. Finocchiaro explica que la hipótesis planteada de ninguna manera le quita trascendencia a la Reforma, que modernizó y cambió para siempre a la universidad. Quizás se vea obligado a aclararlo, por su activa militancia, en la UPAU con Alvaro Alsogaray -contrarios a la “reformista” Franja Morada. Leyendo el libro queda clara la pasión que el autor siente por este movimiento, de fuerte raíz liberal y democrática. ■