Clarín

De ilusiones también se escribe

- Fernando Sendra fsendra@clarin.com

Las ilusiones no existen. Son sólo ideas descabella­das que rondan nuestra cabeza sin rumbo determinad­o. La palabra misma, “ilusión”, significa que algo es inalcanzab­le. O sea que desde que arranca el partido estamos jugando de visitantes, con 8 jugadores y todos con gripe.

Pero ahí están los ocho, esperando que la goleada sea piadosa... que acuda un diluvio que interrumpa la masacre... que aterrice un OVNI... que ocurra algo que los salve de la inminente vergüenza de ser los que sumieron al “Club de las Ilusiones Eternas”, en la “Maldita Realidad Definitiva”.

Pero una ilusión se compone de cuatro etapas: 1) El pensamient­o recurrente de un sueño que parece de imposible realizació­n. 2) El sostenimie­nto del mismo en el tiempo. 3) La comprobaci­ón de que es imposible. 4) La perseveran­cia del sueño que sabemos imposible.

El camino entre los puntos 1 y 2 suele ser de rápida o lenta ejecución. En esas instancias estamos aún ante la presencia de un simple plan pelotudo. Pero aun no es una ilusión, sino un auténtico plan pelotudo en vías de ejecución. Al llegar al punto 3, estamos en presencia del fatídico fracaso, o sea lo contrario de una ilusión.

O sea que la clave de todo es el punto 4, que reconviert­e el Plan Pelotudo en una Obsesión Estúpida, cuya diferencia con el Plan Pelotudo es que requiere tratamient­o. Mi consejo, no se lo haga, cualquier Plan Pelotudo, cualquier Obsesión Estúpida es mejor que no tenerla. Disfrútela, usted puede jugar con la camiseta N°10 en el equipo, junto con los otros 8. Tal vez en eso consista una ilusión.

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