Alberto Fujimori, aislado en su mansión, celebra sus 80 años
Festejo. Pasará su cumpleaños fuera de la cárcel por primera vez en 12 años. Pese al indulto que lo sacó de prisión a fin de 2017, no ha aparecido en la escena política.
Aislado en su lujosa casa en Lima, y mientras Perú celebra su cumpleaños 197, el ex presidente Alberto Fujimori celebrará los 80, por primera vez en 12 años fuera de prisión y con un país que está profundamente dividido sobre su situación judicial.
Para sus partidarios, Fujimori fue el presidente que salvó al Perú del terrorismo de Sendero Luminoso y de una economía quebrada por el gobierno populista de su predecesor, Alan García. Para sus oponentes, fue un asesino y ladrón que pasó por encima de las instituciones democráticas para mantenerse en el poder.
El hijo de padres japoneses tiene su fecha de nacimiento tachada en su registro civil y sobre ella se ve el 28 de julio. Por aquel tiempo, 1938, era común que a los hijos de inmigrantes se les pusiera esa fecha, la del Día de la Independencia del Perú, como señal de nacionalismo.
Según pesquisas de prensa, bajo la tachadura dice 6 de agosto, pero nada lo confirma. Una investigación que apuntaba a que nació años antes en Japón se agotó por falta de pruebas. Para efectos prácticos, la celebración es hoy y lo demás es anécdota.
El régimen autoritario de Fujimo- ri duró una década, de 1990 hasta el 2000. La represión de su presidencia contra dos movimientos rebeldes violentos resultó en la muerte de unas 69.000 personas, según la BBC.
“Que la historia juzgue mis aciertos y mis errores”, escribió esta semana Fujimori en una carta a periodistas. El mandatario, que insinúa sentirse cerca de la muerte, dice allí que solo le resta tratar de unir a su familia, controlar la salud en lo posible y hacer un balance “sereno” de su vida.
Cuando en diciembre el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski - quien debió renunciar en marzo en medio de un escándalo de corrupción- le concedió a Fujimori un indulto humanitario por su supuesta precaria salud, muchos creyeron que el viejo líder regresaría de lleno a la política. Pero no: apenas se ha dejado ver y sus comentarios públicos han sido aislados. De hecho, en una indisimulada lucha interna, el ex gobernante de la mano dura fue incapaz de sostener una pulseada con su hija mayor, Keiko, la ahora líder del sector que pese a las cargas se mantiene como la mayor fuerza del país.
Ni siquiera dio la lucha personalmente. Lo hizo a través de su hijo menor, Kenji, quien le dio algunos buenos golpes a su hermana, pero des- pués fue arrasado por ella mediante una trampa con audios que lo hundió en el desprestigio y lo sacó del Congreso.
Hijo de un matrimonio japonés modesto que emigró al Perú en la década de 1930 en busca de mejor vida, Alberto Fujimori pasó 51 años en el anonimato, salvo por la rectoría de una universidad estatal y la conducción de un programa de televisión de baja sintonía sobre temas agrícolas.
Los astros se alinearon para que, sorpresivamente, Fujimori se convirtiera en 1990 en el único candidato capaz de ganarle la presidencia al célebre escritor Mario Vargas Llosa, que ofrecía acabar la crisis social y económica pero con un programa de derecha que generaba susto.
El profesor de toda una vida, que mezcla un profundo conocimiento de las matemáticas con una extraña afición por lo esotérico, fue elegido presidente sin casi saber para qué.
Entonces alguien le presentó a un oscuro miembro de la comunidad de Inteligencia, Vladimiro Montesinos, que lo proveyó de un programa y de las ideas ultras con que gobernó de 1990 a 2000 -tras el autogolpe en 1992en medio de desbordada corrupción y violaciones a los derechos humanos y al orden constitucional.
Tras una década de mantenerse en el poder mediante trampas bien documentadas por la Justicia y la historia, el “Chino” cayó y se refugió en el país de sus padres. Quiso hacer allí una carrera política, pero fracasó.
En 2005, en un error de cálculo que lo hizo creer que podía volver sin problemas, viajó a Chile para acercarse. Pero los procesos judiciales se le vinieron encima y en 2007 Santiago lo extraditó para que fuera condenado por siete causas. De la mayor condena, una de 25 años por 25 asesinatos y dos secuestros, pagó 10 años hasta que Kuczynski lo indultó. Todos los indicios apuntan a que fue un negocio político. Familiares de víctimas y grupos de derechos humanos luchan aún para que el indulto se revierta.
Cuando Fujimori celebre hoy sus 80 años, Kenji estará a su lado. Keiko quizás también para alguna foto. Unos lo mirarán como un asesino y ladrón, otros como héroe y mártir. ■
Familiares de víctimas del régimen de Fujimori siguen reclamando que se revierta el indulto.