Clarín

Saldaño, el truco de Lorenzo para ganar la primera Interconti­nental

El DT convenció a los alemanes de que era la máxima figura. Felman, Mastrángel­o y Salinas fueron los goleadores.

- Marcelo Guerrero mguerrero@clarin.com

Cuando Boca llegó a Karlsruhe, sede del partido de vuelta por la Interconti­nental, periodista­s alemanes abordaron a Juan Carlos Lorenzo, el personaje más conocido de la delegación. Entre otros equipos, Lorenzo había dirigido a Argentina en dos Copas del Mundo (Chile 62 e Inglaterra 66) y al Atlético Madrid que, en 1974, estuvo a un minuto de ganarle la final europea al Bayern Munich de Maier, Beckenbaue­r y Müller.

A los cronistas les habrá sorprendid­o que en el plantel visitante no estuviera ninguno de los 22 que un mes antes se habían consagrado campeones mundiales en Buenos Aires. Sin auxilio de las actuales herramient­as de búsqueda, los muchachos de la prensa germana quisieron saber de primera mano quién era el mejor de los jugadores boquenses. "Saldaño, definitiva­mente", dijo. En sus discursos, Lorenzo gustaba recurrir a los adverbios terminados en mente. "Está a la altura de Kempes, absolutame­nte", afirmó el entrenador, acomodándo­se la gorra cuadrillé que era parte de su uniforme.

José Luis Saldaño, a tres meses entonces de cumplir 30 años, tenía varios aspectos comunes con Mario Alberto Kempes. Cordobeses ambos, eran delanteros, saltaron a Primera desde Instituto, fueron muy queridos en Central y usaban el pelo largo. Demás coincidenc­ias fueron una invención de Lorenzo, naturalmen­te.

Udo Lattek -técnico del Borussia Moenchengl­adbach, DT del Munich en aquella definición con los Colchonero­s- habrá leído la declaració­n y, además del stopper que siempre tomaba al 9 rival, instruyó a sus defensores para que estuvieran atentos a los movimiento­s de ese muchacho de cara aindiada, las medias siempre bajas y la disposició­n permanente para correr hasta las pelotas perdidas. A los 35 minutos del primer tiempo Boca ya ganaba 3-0, con goles de Felman, Mastrángel­o y Salinas. Salda- ño había arrastrado las marcas.

El mejor jugador de aquel Boca, según la mirada de Lorenzo, vive hoy en Santa Fe y devuelve enseguida los mensajes. En la foto de su perfil de whatsapp se lo ve cuatro décadas más joven, vestido de Boca. "El Loco fue un fenómeno. El Loco Lorenzo, te aclaro, porque en ese plantel había varios Locos: Gatti, Suñé, Salinas, Mastrángel­o, todos muy buena gente... Uno decía Loco y nos dábamos vuelta varios, yo también, pero Lorenzo era más loco que todos. Te despertaba a las tres de la madrugada para explicarte algo", cuenta José Luis, Poroto desde su infancia en Bella Vista. "Barrio bravo, sí, como tantos. Los de Bella Vista decían que daban 80 puñaladas de ventaja, ja. Tampoco para tanto... Había trompadas, eso sí. Preferible a lo de ahora, que te pegan un tiro por cualquier cosa", lamenta.

La ida de aquella Interconti­nental fue el 21 de marzo en la Bombonera. A los alemanes les faltó la figura, el danés Allan Simonsen, Balón de Oro 1977, estrella del Barcelona en los años siguientes. Y a Boca también: no jugó Saldaño. "Justo estaba lesionado", recuerda. El chaqueño Daniel Severiano Pavón, sin parentesco con el cordobés Cristian, fue el 9 aquella noche. "Terminamos 2-2 (goles de Mastrángel­o y Ribolzi). Nosotros recién empezábamo­s la temporada y ellos venían en plena competenci­a, al contrario de lo que pasó en la revancha", explica Saldaño.

Por entonces, con la expectativ­a concentrad­a en el Mundial, tomaba fuerza la antinomia Menotti-Lorenzo, prólogo de la Menotti-Bilardo de los 80. Poroto agradece por igual: "Soy un privilegia­do porque a mí me adoraron los dos. El Flaco me llevó a la Selección en el 76 y el Loco me fue a buscar en el 78. Menotti, Lorenzo y el Gitano Miguel Ángel Juárez fueron los mejores técnicos de mi carrera".

Su etapa xeneize terminó ese mismo 1978. Lorenzo, el mismo que lo había presentado como una estrella ante la prensa internacio­nal, le sugirió que estaba gordo y que fuera a un nutricioni­sta. "Bajé como diez kilos, pero entré en una mala racha. Me perdía goles. En Boca, además, había mu-

cha competenci­a: Toti Veglio, un crack; Bartolo Álvarez, que venía de ser goleador con Maradona; el Cholo Pavón...". Casi tanta abundancia como ahora: "Pipa Benedetto siempre me gustó, desde su época en Arsenal, y Wanchope Ábila también, por la fuer- za que tiene y porque sabe ubicarse. Me hace acordar al Chipi Barijho. El mejor de todos, por supuesto, fue Palermo", sentencia Saldaño. Martín Palermo, otro Loco, el mejor.

Lorenzo, segurament­e, hubiera pensado distinto.

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JOSÉ ALMEIDA Las fotos de los campeones. Saldaño y las imágenes de su mayor conquista en el fútbol.
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Toque y fuerza. Marito Zanabria y Poroto Saldaño, en la Bombonera.
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PRENSA BOCA Juntos otra vez. Veglio, Zanabria y Ribolzi, como en el 78.

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