Otro ajuste brutal de Los Monos, la banda condenada que sigue sembrando el terror
Acribillaron de cinco tiros a un hombre que los había acusado de un ataque en su contra por no querer vender drogas para ellos, pero cuando declaró como testigo en el juicio se desdijo.
A más de una semana del inicio del debate en la Cámara de Apelaciones sobre el fallo del juicio a Los Monos, uno de los testigos que cambió su declaración durante las audiencias fue asesinado en la zona oeste de Rosario. Si bien en primera instancia los investigadores no ligaron el crimen a su participación en el proceso o a posibles relaciones con la banda, el caso cobró gran relevancia después de dos nuevos ataques a balazos atribuidos a la organización narcocriminal en las 24 horas previas.
Diego Germán Romero (37) fue acribillado antes de las 23 en Barra al 2300. Su madre llamó al 911 luego de encontrarlo herido en la calle frente a su casa y los médicos del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies) confirmaron que había fallecido después de recibir múltiples dis- paros en el pecho. Fuentes judiciales apuntaron que un testigo llegó a ver el momento en que le dispararon, aunque no pudo identificar a los atacantes. Sobre la huida posterior hay versiones que señalan la presencia de una moto y otras de un auto.
El homicidio no le dio respiro a la Policía de Investigaciones (PDI) y a la Fiscalía, encargados la noche previa de iniciar la investigación en relación a un tiroteo contra un ex departamento de la jueza Marisol Usandizaga, firmante de las condenas a Los Monos, y contra el mismísimo Centro de Justicia Penal, donde se llevó a cabo el proceso entre noviembre y abril. Este último edificio se mantenía ahora en medio de un fuerte operativo para restringir el tránsito después de los siete disparos constatados sobre calle Rueda.
En la escena del crimen de este sábado también se levantaron siete vainas servidas de proyectiles calibre 9 milímetros, aunque el cuerpo presentaba cinco impactos de bala. La víctima tenía varios antecedentes penales entre 2006 y 2016, incluyendo robo y amenazas calificadas, aunque el más llamativo en este contexto fue su declaración en el juicio que terminó con penas de hasta 37 años de prisión para los capos de Los Monos y sus allegados.
Romero había sido citado para fines del año pasado debido a que un testimonio suyo recabado en 2013 responsabilizaba a Ariel “Guille” Cantero, Ramón “Monchi” Machuca y Mariano “Gordo” Salomón por un ataque a balazos en el que fue herido en un pie. En ese momento manifestó ante el juez Juan Carlos Vienna que el atentado era una represalia por haberse negado a vender para ellos en un búnker de zona oeste.
Casi cinco años más tarde, la Policía tuvo que ir a buscar al testigo a la provincia de Chaco, donde vivía entonces, y llevarlo a Rosario para que revisara su declaración. Ante el tribunal, la víctima del reciente homicidio se desdijo y aseguró que todo había sido “armado” por los funcionarios y policías encargados de instruir la causa. Respecto de su lesión, manifestó en cambio que ese día le dispararon en medio de una pelea entre dos grupos ajenos a él y que había ido allí a comprar droga.
El crimen elevó a 117 la cantidad de víctimas mortales en el departamento Rosario. Si bien hubo una caída considerable durante los últimos tres meses en la comparación con los registros de 2017, la cifra es un 16% mayor al total acumulado en el mismo período del año pasado.
Mientras un millar de agentes federales trabajan en las calles de la ciudad, el problema de la alta tasa de homicidios quedó relegado ante la falta de respuestas del Estado para esclarecer una saga de diez ataques intimidatorios dirigidos a la Justicia y las fuerzas provinciales.
En poco más de dos meses, los agresores apuntaron contra diferentes propiedades antiguamente ocupadas por jueces y policías que participaron en el proceso que puso a Los Monos tras las rejas. Aunque se repite el modus operandi y los episodios se acumulan desde fines de mayo, los investigadores no tienen a ninguna persona imputada por la autoría material de los ataques. ■