Clarín

El otro cuaderno: las anotacione­s que Cristina le mostró a Boudou

La ex presidenta compartió con su entonces ministro las cifras que Néstor Kirchner le dejó apuntadas.

- Nicolás Wiñazki nwiñazki@clarin.com

- Amado, te voy a pedir que te quedes y no vengas al entierro de Néstor a Santa Cruz. Estos hijos de puta van a aprovechar para hacernos una corrida bancaria.

El ministro de Economía cumplió la orden de su jefa. Vivía, por ese en- tonces, un idilio puramente político con ella. Ya no.

En rigor, la mayoría de los ministros de Cristina Fernández no fueron al entierro de Néstor Kirchner en Río Gallegos, Santa Cruz. Esa ceremonia se hizo el 29 de octubre del 2010 en Río Gallegos. Según fuentes del entorno de los Kirchner, cuando Cristina volvió a la Capital Federal convocó a Boudou a la Casa Rosada.

Se reunieron a solas. Ella estaba triste y furiosa.

Boudou fue testigo privilegia­do de las anotacione­s que Néstor Kirchner hacía en cuadernos Arte, muy similares, aunque de marca diferente a los que usaba en ese mismo momento, en secreto, el chofer de Roberto Baratta.

El encuentro entre Cristina y Boudou empezó a 9.30 de la mañana y terminó pasadas las 11. Kirchner era menos puntilloso que Centeno. Pero escribía. Números, vivencias, presu- puestos financiero­s de origen desconocid­o hasta ahora.

Esa plata no figuraba en ningún documento oficial.

- ¡Mirá lo que hacía este h de p…!-, gritó la entonces presidenta, tal como reconstruy­eron a Clarín fuentes que conocen la anécdota. Boudou escuchaba.

-¡Cómo puede ser! ¡Todo esto se terminó!-, se exaltaba la Presidenta.

- Mirá Amado, mirá esto: “Planificac­ión Federal”-, le señalaba a su ministro de Economía.

Boudou intentaba hacerse el desentendi­do.

- Cristina, vos sabés que con Planificac­ión Federal no tuve nada que ver…-.

- ¡Basta! ¡Se terminó!-, insistía ella. El diálogo entre ellos dos se profundizó: "Amado, escuchá lo que hay en Transporte..."

El ministro repetía su excusa: "Yo con Transporte tampoco tuve que ver..."

La Presidenta se enojaba cada vez más.

- Escuchá, escuchá la parte de la ANSeS.

Boudou había sido titular de ese organismo, que por entones controlaba Diego Bossio.

- Bueno Cristina, vos sabés cómo era Néstor…-, admitió el funcionari­o, sin poder ocultar más que sabía lo que anotaba su jefe.

-¡ Basta! ¡No lo defiendas! ¡Se termina todo!-, como sorprendid­a por datos que también conocía.

Pasadas las horas, la Presidenta se calmó. Boudou tenía entonces con ella un vínculo de total confianza y cercanía.

Entonces fue directa: "¿Vos qué tenés, Amado? Decime la verdad", indagó como si hablara de negocios privados y no del Estado Nacional.

- Lo que ya sabés... El tema de la imprenta Ciccone. Con Néstor habíamos arreglado que se la quitábamos a Bold.

Esta última empresa, dedicada a los negocios gráficos a gran escala y con historia en el mercado del juego, había alquilado la planta gráfica de Ciccone por orden de un juez comercial, Javier Cosentino, que habilitó esa acción porque la firma había entrado en concurso de acreedores.

Cristina siempre supo que Boudou, por orden de Néstor Kirchner, había puesto a varios organismos del Estado para lograr que uno de los suyos se adueñe de ese tesoro singular: Ciccone era la única fábrica de hacer dinero privada de la Argentina, una de las catorce en el mundo, capaz de imprimir papel moneda, documentos, pasaportes, acciones y cheques.

La Presidenta fue todavía más pragmática. ADN Kirchner.

-¿ Eso lo tenés bien?

- Claro. Hay empresa inversora belga y un banco de acá que va a financiar el negocio.

La empresa era The Old Fund, cuyo director, Alejandro Vandenbroe­le, era amigo de Boudou. El banco sería el Macro. Ese mismo año, el 2010, había empezado la embestida del Gobierno K contra Ciccone Calcográfi­ca y contra Boldt.

El diario Clarín publicó una primera nota sobre el caso Ciccone el 18 de septiembre del 2011: “Boudou y Moreno, detrás del cambio de manos de una megaimpren­ta”, era el titulo. Poco antes, lo había publicado el diario El Cronista, y el escritor Jorge Asís.

Ya en contacto secreto con la ex esposa de Vandenbroe­le, la ciudadana Laura Muñoz, Clarín difundió en otro artículo en noviembre del 2011: se consignaba que ya existía una denuncia por lavado de dinero sobre los manejos de la compra de Ciccone, y se difundió una primera foto de ese personaje misterioso.

Este diario chequeó la informació­n sobre la fábrica de hacer plata en un diálogo cara a cara con Boudou. Él negó conocer a la ex novia de su amigo y socio Núñez Carmona, Guadalupe Escaray, prima hermana de Vandenbroe­le, a la que había nombrado como jefa regional de ANSeS Mar del Plata.

En diciembre, Boudou asumió como vicepresid­ente. En el Congreso, los entonces diputados Margarita Stolbizer y Gerardo Millman presentaro­n las denuncias sobre el negocio.

El 6 de febrero del 2012, Radio Mitre y el diario Clarín publicaron, en ese orden, la primera entrevista pública a Laura Muñoz. Ella contó, y lo ratificó en la Justicia, que su ex esposo, Vandenbroe­le, trabajaba en negocios ilegales con el vice en ejercicio.

Se desató un escándalo judicial y político.

A pesar de eso, Cristina Fernández ordenó que la ex Ciccone imprimiera 410 millones de billetes de 100 pesos.

En agosto, la empresa se estatizó gracias a la mayoría automática K en el Congreso, y con votos de la oposición.

- Ciccone está bien-, le había dicho Boudou a Cristina en la Casa Rosada. Estaba muy mal.

Hoy está preso. Ella jamás dio explicacio­nes públicas al respecto. ■

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Recaudació­n. Cristina y Boudou analizaron los números que Néstor Kirchner había dejado en un cuaderno.

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