Clarín

Los desafíos: Uribe, los pactos de paz y la relación con Venezuela

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Varios serán los desafíos de Iván Duque, pero acaso el más importante sea qué hacer con su principal mentor, Alvaro Uribe. El ex presidente suma para ganar elecciones, pero resta, y mucho, a la hora de ser parte del gobierno. De eso puede dar fe Juan Manuel Santos, que llegó con su apoyo al poder en 2010, pero que terminó transforma­do en su más enconado rival, sobre todo en un tema clave: el acuerdo de paz con las FARC.

Aunque contará con mayoría en el Congreso, Duque enfrenta a una fortalecid­a oposición de izquierda y de centro, que alcanzó su mayor representa­ción en las legislativ­as de marzo. Y ayer se lo hicieron saber en las calles, en donde se manifestar­on a favor de la paz y la vida en al menos 36 ciudades y municipios. “Le estamos expresando al nuevo gobierno, todas las fuerzas de oposición (...), que aquí hay un pueblo que no resiste más la violación al derecho a la vida, que necesitamo­s que se implemente correc- tamente el acuerdo” de paz, declaró el ex líder de la FARC y legislador Marco Calarcá. Cuarta economía de América Latina, Colombia afronta una delicada fase de implementa­ción de los acuerdos que firmó con las FARC , al tiempo que enfrenta varios focos de violencia financiada por el narcotráfi­co.

Duque deberá darle forma a su promesa de modificar, “sin hacer trizas”, el pacto que le valió el premio de Nobel de Paz a Santos y que condujo al desarme de unos 7.000 guerriller­os.

Duque y su partido Centro Democrátic­o pretenden impedir que los antiguos jefes rebeldes acusados de delitos atroces sigan ocupando los diez escaños que les reservó el pacto firmado con Santos a finales de 2016. El acuerdo con la ahora Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común (FARC) todavía tiene pendiente por desarrolla­r su capítulo más sensible: el de la justicia pactada por las partes para las cientos de miles de víctimas que dejó más de medio siglo de conflicto. Además quedan por adoptar reformas rurales que, en teoría, evitarán nuevos ciclos de violencia. Pero éste no es el único tema vinculado con la paz que le traerá problemas: con unos 1.500 combatient­es aún activos, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) -el último grupo rebelde reconocido oficialmen­te en Colombia- quiere retomar con Duque las negociacio­nes de paz que dejó sin concretar con Santos, pero el nuevo jefe de Estado anticipó que impondrá nuevas y duras condicione­s que llenan de interrogan­tes un posible acuerdo de paz.

La paleta de desafíos para Duque lo completan los problemas judiciales de Uribe -quien deberá rendir declaració­n indagatori­a por soborno y fraude procesal, lo que complica su liderazgo en el Senado- y la explosiva situación en Venezuela y su coletazo migratorio. Bajo la administra­ción Santos, Bogotá prácticame­nte congeló sus relaciones con Caracas y pasó a liderar la campaña internacio­nal que condene la “dictadura de Maduro”, que acusó a Santos por el supuesto intento de asesinato que sufrió el sábado. Acaso éste sea el punto menos conflictiv­o de su agenda. ■

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