Italia aprueba una polémica ley contra la precariedad laboral
Limita los contratos temporales y castiga la deslocalización de empresas. Críticas de la industria y la oposición.
El Parlamento italiano aprobó ayer, en medio de ovaciones y también de abucheos, una ley impulsada por el gobierno populista de Giuseppe Conte, que apunta a promover el empleo, castigar la deslocalización de empresas y reducir la precariedad laboral.
El llamado “Decreto Dignidad”, que limita los contratos de duración determinada y aumenta el costo de los despidos, fue ratificado por el Senado por 155 votos a favor, 125 en contra y una abstención. La semana pasada, ya se había aprobado en la Cámara de Diputados por 312 votos favorables y 190 en contra.
El decreto era caballo de batalla del ministro de Desarrollo Económico, Empleo y Políticas Sociales, Luigi Di Maio, líder del antisistema Movimiento 5 Estrellas, (M5S), aliado de la ultraderechista Liga en el gobierno, pero fue puesto en duda por diversos analistas y por la oposición.
La nueva ley prohíbe que los contratos de duración determinada se extiendan por más de dos años, en vez de los tres previstos anteriormente, de manera de evitar el uso excesivo del sistema de contratos temporales. A los contratos de duración determinada se les cobrará una contribución creciente del 0,5% desde la primera renovación, por un máximo de cuatro renovaciones, contra las cinco anteriores. El costo de los despidos también se incrementará, un incentivo contra la precariedad laboral.
Por otro lado, contratar indefinidamente a menores de 35 años garantizará al contratante un 50% de descuento en los impuestos que pagará por el empleado durante tres años, y además se elevará la indemnización en caso de despido improcedente.
El decreto también apunta contra la deslocalización de empresas y obliga a toda compañía que ha recibido ayuda estatal a devolverla si decide trasladar la actividad a otro país antes de los cinco años. Si esa deslocalización tiene lugar fuera de la Unión Europea (UE), la empresa tendrá que reembolsar entre dos y cuatro veces el importe de la ayuda.
“Es el primer decreto aprobado que no ha sido escrito por los poderosos ni por lobbys económicos. Tiene en cuenta al ciudadano, a los empresarios y a los jóvenes precarios. Un gol para los ciudadanos. Cero para el sistema”, dijo Di Maio, satisfecho. Ninguna de las 700 enmiendas presentadas por la oposición fue aprobada.
Los senadores del opositor Partido Demócrata (PD, centroizquierda) rechazaron enérgicamente el decreto. El texto anula el llamado “Jobs Act”, la ley de 2015 que reformó el mercado de trabajo defendida por el ex jefe de gobierno Matteo Renzi (PD). Esa ley introdujo un tipo de contrato de trabajo indeterminado con “protección creciente”, que facilitaba los despidos por al menos tres años y reducía notablemente las cargas sociales.
“En lugar de la dignidad, el decreto aprobado este martes por el Senado es un decreto contra los trabajadores, que deja a cientos (de personas) desempleadas”, se quejó la senadora Valeria Fedeli, del PD.
La Confederación General de la Industria Italiana (Confindustria) considera la medida como “una señal muy negativa para el mundo de la empresa”.
El mayor sindicato del país, la CGIL, cree que las medidas sobre la contratación temporal son “positivas”. Pero, pese a contener iniciativas “interesantes” y reclamadas, es un texto “carente de valentía” a la hora de “rediseñar las reglas” laborales, señala.
El Instituto de la Seguridad Social (INPS) estimó que el documento provocaría una pérdida de 8.000 puestos de trabajo al año durante la próxima década, algo que rechaza el gobierno.
“Según los cálculos se crearán más de 60.000 empleos estables en los próximos dos años. Se pierden 8.000 al año y se ganan 30.000. El saldo es positivo”, respondió Di Maio, de 32 años, sumamente sensible a la precariedad laboral de los jóvenes.
La tasa de desempleo general en Italia era del 10.9% en junio. Pero para los italianos de entre 15 y 24 años, en cambio, fue del 32,6%, muy por encima del promedio de la zona euro (16,8% en mayo).
Otra medida que el gobierno populista considera emblemática es la prohibición de la publicidad del juego de azar, así como de las apuestas, excepto las loterías nacionales. La guerra al juego de azar es otra de las batallas de los antisistema. ■