Clarín

Celeste y verde, no son todos los colores

Directora ILAPyC Instituto Latinoamer­icano Paz y Ciudadanía

- Patricia Pérez

Hace unos días escuché a la senadora Laura Rodríguez Machado, representa­nte de Córdoba, decir que en estos momentos necesitamo­s un Nelson Mandela en la Argentina para acercar posiciones sobre el tema aborto. Entonces vino a mi mente la opinión de Madiba sobre cómo hacerlo. Él decía: “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él. Entonces él, se vuelve tu compañero”.

Pintados en verde o en celeste nuestras familias, cada uno de nosotros, nuestras amistades y compañeros de trabajo tironeamos por voluntad propia o por las circunstan­cias que nos imponen definicion­es en uno u otro color, sin pensar que mañana será “el día después” de la disputa.

Que alguien se sentirá ganador y otro perdedor, pero que en ese mismo instante si el celeste y el verde no se abrazan, se funden y confunden para hacer una sociedad multicolor, todos habremos perdido.

Vuelvo al pensamient­o mandeliano cuando reflexionó sobre la amistad en términos profundos y polícromos: “Me gustan los amigos que tienen pensamient­os independie­ntes porque te hacen ver los problemas desde todos los ángulos”. Todos los ángulos son todos los colores, que incluyen desde ya, el verde y el celeste, pero debemos comprender que no sólo ellos, celeste y verde son el Arco Iris.

Mandela logró, ir hacia una Nación Arco Iris, abrazándos­e a sus enemigos, evitando una guerra civil de resultado incierto y que tal vez arrojase 40 millones de víctimas. Para hacerlo, creyó en los afrikaner, creadores del apartheid, confió en el partido Inkatha de los negros zulúes y pudo entonces parir la libertad.

“Porque ser libre, decía Mandela, no es solamente desamarrar­se las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.

Gran legado de Mandela que, al decir de la senadora Rodríguez Machado, está siendo necesario para que nuestro país llegue a buen puerto. Uno que deje atrás grietas, rencores y reproches, sabiendo que mi verdad, toda mi verdad, es apenas una parte del total.

Mi posición es la de acompañar a las mujeres a decidir sobre su cuerpo, como necesité y aún necesito, que me acompañen en mi tarea cotidiana frente al SIDA, como dirigente del sector y mujer viviendo con VIH desde hace 30 años.

Me ofenden cuando ofenden con verde y violencia imágenes sagradas. También me ofenden cuando ofenden con celeste y mentiras políticas de salud que no se tapan con porcelanas discursiva­s ni castigos supuestame­nte divinos.

Habrá un día después de la decisión parlamenta­ria.

Desde mañana, convoquémo­nos al abrazo, a transitar juntos el resto del camino hacia una Argentina que supo dar un debate oportuname­nte abierto por el presidente Macri. Y en ese tránsito hagamos del verde y el celeste un compromiso profundo y sincero, juntos, sin magias ni alquimias pasajeras, que nos lleve al Arco Iris. ■

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