Advierten que un mal uso de ollas y sartenes recarga las facturas de luz y gas
Expertos comprobaron que, si cambia hábitos, una familia puede bajar hasta un 20% el gasto de energía en la cocina.
¿Cuánto cuesta cocinar? Para responderlo no basta con sumar el precio de los ingredientes ni el tiempo dedicado. Hay algo intangible -e invisibleque influye en el monto final: el consumo de energía. La cocina es el ambiente de la casa que más gasta. Y si las últimas facturas de gas y electricidad llegaron con montos que asustan, quizás se deba, en parte, a una "mala praxis" durante la cocción.
Se estima que sólo en la cocción se consume más del 10% de la energía de los hogares. Por eso, para reducir esta cifra, expertos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y de la Universidad Nacional San Martín realizaron ensayos para medir qué pasa cuando cocinamos.
“Primero analizamos el calentamiento de agua en hornallas, porque el mayor uso de las cocinas es para calentar pavas y preparar comidas hervidas en ollas (fideos, guisos, huevos, carne, salsas)”, detalla Pablo Ro- mero, del Centro de Energía del INTI. Para eso hicieron más de 50 ensayos en anafes, pavas eléctricas y microondas. "Es clave que una persona tenga responsabilidad y conciencia al cocinar y que no derroche energía", aporta Pablo Sensini, ingeniero electrónico vinculado a la investigación.
¿Cuánto ahorra una familia si usa bien los artefactos? "Es difícil precisarlo porque depende del lugar, de la ciudad, del clima, pero podemos calcular entre un 15 y un 20%", concuerdan Romero y Sensini.
Los ensayos determinaron que es clave para evitar fugas de calor usar recipientes donde quede alto el nivel de agua, que cubran toda la hornalla y usar la mínima cantidad de líquido posible (por ejemplo, evitar hervir 100 gramos de fideos en 5 litros de agua). También bajar la llama al llegar al punto de hervor. Y siempre tapar la olla porque se pierde energía - o sea, plata- con la evaporación.
"Parece una pavada, pero si nos educáramos para ser más eficaces en la cocina y desperdiciar menos energía con hornallas incorrectas o calentando un café en el microondas advertiremos cuánto energía ahorraremos", coinciden Romero y Sensini.
¿Tanto se puede ahorrar tomando esos recaudos? "Son pequeños ahorros que se podrían lograr muchas veces al día. El gas o la electricidad que se desperdician al calentar una ollita con agua en una hornalla para una cacerola es ilimitado. Es algo que se hace automáticamente, sin advertir la ineficacia de esa acción", grafica Sensini, joven de 25 años que fue pasante del INTI. "Lo mismo pasa al calentar una olla medio llena, porque... ¿qué pasa con la mitad vacía? Calentamos sólo el aire y se despilfarra la energía", complementa Romero.
Sensini pone como ejemplo cuando se hierve agua para los fideos: "Solemos usar una hornalla grande, destapada y a fuego fuerte... todo mal. Pero bueno, al hervir el agua, se puede bajar la llama o, mejor, pasar la cacerola a una hornalla más chica, y siempre tapada. No exige mucho trabajo y ahorra un 30% de la energía”.
¿Cuál es el mayor enemigo de la cocina? Para Sensini el artefacto que juega más en contra es el microondas, "que tiene buena prensa por su rapidez y comodidad, pero en realidad su eficiencia está en el orden de un 50%. El otro 50% de energía que consume se disipa en el ambiente. Por ejemplo: cuando la carga dentro del microondas es grande, y no algo chico (una milanesa, una taza de café), la eficiencia es muy baja".
Asiente Romero: "Sí, es malísimo, consume mucha energía y no resulta lo suficientemente productivo. Si calentás un litro de agua en el microondas, gastás más electricidad que calentándolo en una hornalla de anafe eléctrico, por ejemplo". De todas maneras, coinciden, "el microondas es más útil y efectivo para calentar comida que para cocinar". Y a la hora de calentar agua para el mate o un té, "lo más recomendable es la pava eléctrica, que tiene un consumo elevado pero breve y es muy práctica". ■