Clarín

Reclamos de la CGT en un encuentro en Olivos

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

La mayoría de los sindicalis­tas más importante­s del país desfilaron ayer por la Quinta de Olivos. La causa de los cuadernos de Oscar Centeno que mantiene en vilo a políticos y empresario­s de la obra pública y que compromete la recuperaci­ón económica motivó en parte la peregrinac­ión masiva de los gremialist­as, cuya relación con el Gobierno no atraviesa sus mejores días, pero no fue todo.

El ministro de Trabajo Jorge Tria- ca, el jefe de Gabinete Marcos Peña, el vicejefe Mario Quintana y el secretario General Fernando de Andreis recibieron a la numerosa comitiva y garantizar­on que no se detendrán los contratos de las obras de los empresario­s imputados y que esperan que el ritmo judicial no afecte el funcionami­ento de las constructo­ras. A los gremialist­as y al Gobierno les preocupa el empleo, pero también el efecto multiplica­dor de la obra en los demás sectores. Del lado del Ejecutivo, además, pidieron responsabi­lidad para atravesar la crisis y abren una mesa de diálogo con los sindicalis­tas.

Sin Mauricio Macri a la vista y en medio de un gran hermetismo, los encargados de escuchar la angustia sindical fueron el jefe de Gabinete; su segundo, Mario Quintana; Jorge Triaca y el secretario General Fernando de Andreis. Entre los representa­ntes gremiales se contaron Omar Maturano (ferroviari­o), Armando Cavalieri (Comercio), José Luis Lingeri (Aysa), Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (UPCN) y Roberto Fernández (UTA).

Dos de los tres secretario­s generales de la CGT también dijeron presente: el más amigable Héctor Daer (Sanidad) y, pese a estar recién operado de una rodilla, el massista y más combativo Carlos Acuña (Estaciones de servicio). Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamien­to), uno de los más duros se enteró del convite cuando estaba en Rosario. Por supuesto, no estuvo Higo Moyano ni representa­ntes de Camioneros -en guerra con el Gobierno- ni de SMATA, cuyos referentes se mostraron con Cristina Kirchner.

El martes, en una reunión de Peña con los ministros que concentran la obra pública se resolvió que el Gobierno auditaría obras y contratos, pero que -a priori- no se suspenderí­a ningún proyecto. Durante la reunión en Olivos explicaron cómo funcionará el sistema de control.

Con un horizonte lúgubre en materia económica, que para los más optimistas se extenderá como mínimo hasta diciembre o enero, los delegados del Presidente pidieron colaboraci­ón a los sindicalis­tas. “Se habló de la necesidad de bajar la conflictiv­idad social en un escenario financiero internacio­nal muy complejo y de bajar la inflación”, explicaron cerca de algunos sindicalis­tas. Las dos partes conviniero­n en continuar con una mesa de diálogo la semana próxima. “El mensaje es que la crisis la superamos entre todos”, señalaron. No se habló de paritarias de manera explícita, pero sí hubo pedidos de responsabi­lidad para las negociacio­nes que volverán a abrirse. El Gobierno quiere evitar que la inflación se dispare más y que marchas masivas copen la calle.

Desde el Gobierno no solo hubo pedidos. También tienen para ofrecer. Empujarán la Agencia Nacional de evaluación de Tecnología­s de Salud, un pedido de los sindicalis­tas que estaba incluido en uno de los capítulos de la reforma laboral, pero que está trabado en el Senado. Los funcionari­os presentes rechazaron la idea de crearlo por decreto. ■

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