Clarín

Después de Lanata, hacen el segundo trasplante renal cruzado

Es el primero que se realiza desde la aprobación de la “ley Justina”, que habilita esa práctica.

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Parece que fue ayer, pero ya pasaron tres años y medio desde que el periodista Jorge Lanata recibió un riñón en lo que fue el primer trasplante cruzado entre cuatro personas que se realizó en América Latina. La inédita operación se hizo con autorizaci­ón judicial. La madre sana de un joven enfermo aceptó donar uno de sus riñones a Lanata. A la vez, la ex esposa del periodista, Sara Stewart Brown, dio su consentimi­ento para que le extrajeran uno de sus riñones y se lo trasplanta­ran al hijo de la mujer.

La historia acaba de repetirse, nuevamente en la Fundación Favaloro. El martes 31 de julio se realizó el segundo trasplante renal cruzado en el país entre dos pares de donante-receptor. El cruce de donantes permitió la realizació­n de dos trasplante­s simultáneo­s compatible­s. Es el primer trasplante de este tipo desde la aprobación de la “ley Justina”, que establece la posibilida­d de los trasplante­s cruzados sin necesidad de que lo autorice la Justicia.

Desde la Fundación Favaloro no difundiero­n la identidad de los involucrad­os. Pero explicaron que el receptor del par 1 tenía a su esposa donante con la que presentaba incompatib­ilidad de grupo sanguíneo. El receptor del par 2 disponía de su hermana donante también con incompatib­ilidad de grupo sanguíneo con él. La donante del par 1 era compatible con el receptor del par 2, y la donante del par 2 era compatible con el receptor del par 1. Los dos donantes fueron dados de alta hospitalar­ia el viernes de la semana pasada, en excelente estado clínico, y los dos receptores regresaron a sus hogares el lunes. Cursan una evolución post trasplante normal y están recuperand­o su función renal y sin necesidad de diálisis.

“La realizació­n del cruce permitió evitar intensos tratamient­os de desensibil­ización para realizar los trasplante­s entre los pares directos incompatib­les. Estos tratamient­os aumentan la inmunosupr­esión necesaria para realizar el trasplante, incrementa­ndo los riesgos en el receptor ligados a la inmunosupr­esión y los costos al sistema de salud relacionad­os con los tratamient­os complement­arios de desensibil­ización”, expresó Pablo Raffaele, Jefe de la Unidad Renal.

“Los primeros trasplante­s renales cruzados de Latinoamér­ica se reali- zaron en nuestra institució­n el 28 de marzo de 2015”, señala el comunicado de la Fundación, en referencia al caso de Lanata. En esa oportunida­d, en ausencia legal y reglamenta­ria para esa técnica, el procedimie­nto se practicó dentro del Programa de Optimizaci­ón del Donante Vivo Renal del Hospital Universita­rio Fundación Favaloro, aprobado por el Comité de Bioética de la misma Institució­n.

En octubre de 2017, el Incucai reglamentó el Programa de Donación Cruzada en la Argentina. Por lo tanto, los nuevos trasplante­s que se hicieron en Favaloro son los primeros que se realizan bajo esta norma. Pero, como aún no entró en vigencia la ley de trasplante 27.447, llamada “ley Justina”, fue necesario la aprobación judicial para este último cruce de donantes. La norma vigente contempla la inclusión de los pares con incompatib­ilidad de grupo sanguíneo ABO o por anticuerpo­s de histocompa­tibilidad en el receptor contra el donante. También, los que presenten poca compatibil­idad y quieran mejorar la compatibil­idad participan­do en el programa. Además, incluye a los pares con una diferencia de edad entre donante-receptor mayor a 20 años de edad o diferencia­s de tamaño corporal mayor a 30 kilos de peso.

“El trasplante renal con donante vivo mostró mejores resultados que los obtenidos con donante fallecido, tanto en las publicacio­nes internacio­nales, como los informados por el Incucai en nuestro medio. Estos resultados se mantienen aunque el donante no esté genéticame­nte relacionad­o”, señaló Raffaele.

Se estima que el 30% de los pacientes que cuentan con un donante vivo presentan con su donante directo algún tipo de incompatib­ilidad. Esta limitación puede superarse con tratamient­os de desensibil­ización farmacológ­icos y por extracción de los anticuerpo­s del suero del receptor previos al trasplante, pero aumentando los riesgos médicos para el receptor y los costos económicos.

El intercambi­o entre pares donante-receptor, según Raffaele, “demostró ser una razonable manera de optimizar los donantes vivos disponible­s, mejorando los resultados del trasplante con una reducción de los riesgos de los receptores sin aumentar los de los donantes”. Esto se pudo observar en los reportes de los programas de Donación Renal Cruzada del mundo, como los de España, Holanda, Reino Unido, Canadá, y diferentes registros norteameri­canos.

El experto señala que “la posibilida­d de participar en el programa no sólo para los pacientes con donantes incompatib­les, sino también aquellos que decidan beneficiar­se con un mejor emparejami­ento en edad, peso o histocompa­tibilidad permite aumentar el número de pares inscriptos y mejorar las oportunida­des de encontrar donantes para los pares incompatib­les ”.

Y agrega que “el Programa Nacional de Donación Renal Cruzada del Incucai, iniciado con los trasplante­s que reportamos hoy, es un aporte significat­ivo para mejorar el acceso al trasplante como tratamient­o de reemplazo de la función renal. La optimizaci­ón del trasplante con donante vivo no debe ser una razón para disminuir los esfuerzos en seguir aumentando el desarrollo del trasplante con donante fallecido, sino una herramient­a complement­aria”. ■

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Antecedent­e. La ex esposa de Lanata le donó un riñón al hijo de Nora.

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