Clarín

Una estadounid­ense murió tras hacerse una lipoaspira­ción en Buenos Aires

Vino al país con su marido argentino. Luego de la operación tuvo una perforació­n intestinal y agonizó 46 días.

- Rosario Medina rmedina@clarin.com

Un viaje relámpago a Buenos Aires, para resolver un tema familiar, terminó de la peor manera para el argentino César Ramos –que desde hace 35 años vive en Estados Unidos- y su pareja, Milagros Abreu, de origen dominicano y ciudadana estadounid­ense. La mujer de 64 años quiso aprovechar su breve estadía en el país para hacerse una lipoaspira­ción con un reconocido cirujano plástico, pero murió 46 días después de esa operación y tras una larga agonía. El turismo médico es frecuente en la Argentina. Según datos de la Cámara Argentina de Turismo Médico, en 2016 el país recibió unos 14.000 turistas extranjero­s que gastaron alrededor de 300 millones de dólares en prestacion­es médicas y actividade­s turísticas.

Por este caso, el viernes 3 de agosto el abogado y apoderado del viudo, Adrián Nagierner, radicó una denuncia contra el doctor Daniel Matteo, quien realizó la intervenci­ón. La denuncia, que recayó en el Juzgado en lo Criminal y Correccion­al N°6, es por mala praxis y homicidio culposo. “No busco una compensaci­ón económica. Si sale algo de todo esto será para su familia”, dice a Clarín César Ramos en una conversaci­ón telefónica desde Estados Unidos, adonde volvió sin su pareja. Tampoco pudo llevarse el cuerpo porque no estaban casados. “Ese ahora es mi otro problema. Tuve que dejarla en un nicho en el cementerio de Chacarita. Estoy tratando de conseguir ayuda del Consulado argentino y la Embajada de Estados Unidos para poder cremarla y repatriar sus cenizas”, dijo conmovido.

Todo comenzó a finales de abril, con un intercambi­o de mails entre Ramos y Matteo, cirujano de quien tenían referencia­s porque ya les había realizado cirugías años antes a la hija y a la hermana de este argentinor­adicado en Estados Unidos. “Le escribí un mail a Matteo consultánd­ole si conocía a alguien que hiciera láser. El me respondió que lo que necesitaba Milagros era una lipoaspira­ción que no llevaría más de 30 minutos y que podría recibir en el mismo día el alta de la clínica. Luego haría el seguimient­o en el hotel”, recuerda César.

El viaje estaba programado para los primeros días de mayo. Llegaron a Buenos Aires el 10 de ese mes y en las primeras horas del día siguiente estaban en el consultori­o de Matteo. Allí, según contó Nagierner a Clarín, el médico comenzó a alentarla para que “pudiese mejorar su apariencia en general, particular­mente en lo que hacía a esos rollitos de más” y en todo momento se refirió a la cirugía como una intervenci­ón “menor y prácticame­nte de rutina”. Allí mismo le hizo las órdenes para los estudios prequirúrg­icos –que según su esposo le dieron perfecto-, les dio la informació­n de la clínica y fecha para el procedimie­nto, que programó para el día siguiente en el Sanatorio Colegiales.

“La convenció y el 11 de mayo Milagros se estaba realizando la lipoaspira­ción de abdomen, cintura y muslos”, detalló Ramos. Ese mismo día regresó al hotel. “Ni bien llegamos Milagros empezó con dolor. Al día siguiente de la cirugía el médico me dijo ‘vamos a darle un poco más de calmante’. El panorama no mejoró, seguía con mucho dolor, no estaba comiendo nada. Se veía muy hinchada. Al tercer día, sin mejoras, Matteo dijo que estaba deshidrata­da y decidió aplicarle suero. Durante cuatro días Milagros fue mal diagnostic­ada en el

hotel”, señaló Ramos.

“El cuarto día –continúa- lo llamé y le dije ‘esto así no va, vamos a llevarla a algún lado’ pero él no quería, me decía mañana le mando una enfermera. Finalmente ante la presión accedió y la trasladamo­s al Sanatorio Colegiales. Ni bien nos recibió el coordinado­r de terapia le empezó a echar en cara a Matteo todos los síntomas que presentaba Milagros. La metieron corriendo en terapia intensiva”.

“Lo que en realidad presentaba era un cuadro de peritoniti­s ya que el cirujano le había perforado el intestino delgado durante la lipoaspira­ción, esto fue descubiert­o el quinto día en una operación explorator­ia de emergencia”, agregó el marido.

“Ya sin excusas –añadió el abogado- el doctor Matteo pretendió desligarse de toda responsabi­lidad, aduciendo que quizás esa perforació­n pudo haberse debido al hecho que los antibiótic­os le fueron suministra­dos cada 8 horas en lugar de cada 12 horas. O también que pudo deberse a que Milagros había fumado durante muchos años y que sólo había dejado de fumar hacía dos o tres años. Un verdadero disparate”.

Lo que siguió fue una agonía de 46 días que incluyó 14 cirugías para intentar corregir la sepsis producida por la peritoniti­s inicial. “Milagros estuvo 36 días en la terapia intensiva del Colegiales. Luego logré que la trasladara­n al sanatorio Los Arcos donde estuvo en terapia intensiva 10 días más. Llevé médicos de todos lados, la vieron cuatro cirujanos. Durante esos 46 días estuvo entubada 22 días, soportó 14 operacione­s y solamente en las últimas 48 le hicieron 80 transfusio­nes. Hasta que finalmente murió por un shock séptico de foco abdominal. De Matteo no tuve más señales de vida”, se indigna Ramos.

“Mili era una persona con carisma, un ser de luz, estuve con ella 7 años, los mejores de mi vida. No llegué a casarme con ella”, se lamenta César. “Ha sido todo muy trágico, tenía unos deseos tremendos de vivir”, agrega.

“Una perforació­n puede ser un accidente. Si lo agarrás a tiempo no es grave. Lo grave fue haberla diagnostic­ado con una deshidrata­ción cinco días”, cerró el marido.

Clarín intentó comunicars­e con el doctor Matteo, pero no obtuvo respuesta. Desde la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER), asociación de la que Matteo es miembro, informaron que el especialis­ta “realizó la especialid­ad en cirugía plástica, estética y reparadora en el Hospital Eva Perón de San Martín ‘ex Castex’ que es una unidad de referencia dentro de la cirugía, es miembro titular de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires y de SACPER, y es miembro de sociedades científica­s internacio­nales. ■

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Milagros Abreu. Casada con un argentino, tenía 64 años. En 48 horas le hicieron 80 transfusio­nes.

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