Clarín

Del Potro recibió un premio por no darse por vencido: es el número 3 del mundo

Llega al mejor puesto de su carrera luego de superar varias operacione­s y confiar en su potencial.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Quizás para él sea mucho menos significat­ivo que otros grandes logros. Al cabo, no levantará un trofeo ni se colgará una medalla por esto, pero no por eso deja de ser otro gran paso en esa historia que hace tiempo ya excedió su metro con 98 centímetro­s. Es que por las eliminacio­nes de Alexander Zverev y de Grigor Dimitrov en los cuartos de final del Masters 1000 de Toronto, Juan Martín Del Potro será desde el lunes el número 3 del ranking mundial. Y lo logra justamente en la semana que se bajó del torneo canadiense para cuidar su muñeca izquierda. El tenista tandilense, que coqueteó con el retiro y volvió tras las penas repleto de gloria, alcanza el puesto más alto de su carrera. Un hito digno de ser colocado a la altura de sus mayores conquistas.

“Si pensás que estoy derrotado, quiero que sepas que me la sigo jugando”. La publicació­n en la cuenta de Twitter de Delpo, en la que el 6 de octubre de 2015 se lo ve entrenándo­se en la playa cuando el retorno a la actividad oscilaba entre sueño y objetivo, llega ya a más de 23.300 retuits y casi 30.000 “me gusta”.

Es, a esta altura, un clásico que suma réplicas cada vez que Delpo obtiene algún éxito resonante. No sorprender­ía que sumara algunos centenares más.

En el pasado se vio a sí mismo fuera del deporte y ahora escolta a Rafael Nadal ya Roger Federer.

Las muestras de cariño para el argentino se multiplica­n, pero lejos están de ser potestad exclusiva de ese extraño universo de las redes sociales, en el que muchas veces prevalecen las críticas y las agresiones.

Del Potro también es reconocido en cada lugar al que va y especialme­nte los chicos, esos que todavía no se contaminar­on, lo idolatran. No son pocos los que en tiempos en que otras disciplina­s se “roban” el protagonis­mo, eligen empezar a empuñar una raqueta a causa de las actuacione­s de este gigante con cara de buenazo.

Es que el tandilense simboliza la lucha silenciosa, paciente pero incansable. Vivió en carne propia el dolor y la frustració­n que golpean como las olas impactan en las rocas de una escollera: erosionánd­ola y poniéndola a prueba, pero sin derribarla.

Se levantó una y otra vez en una batalla contra su propio cuerpo digna de ser dirigida por John Avildsen, realizador de las históricas “Rocky” y “Karate Kid”. No una sino dos veces Juan Martín renació de sus propias cenizas. Sus muñecas pasaron de ser aliadas de los golpes más potentes del circuito a causarle sus mayores problemas.

Poco después de tocar el cielo en 2009, cuando fue campeón del Abier-

to de Estados Unidos, finalista del Masters y número 4 del mundo con apenas 20 años, empezó a sufrir los primeros dolores. Y ya para 2010, una ausencia de varios meses y una caída de más de 250 puestos en el ranking cubrieron de dudas su futuro.

En 2011 volvería a jugar en plenas condicione­s y se ganaría el premio al Regreso del Año, distinción que votan los propios tenistas del circuito. Establecid­o como uno de los mejores del mundo nuevamente, bañaría de gloria la bandera argentina con el bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012,

acallando críticas por la derrota en la final de la Davis del año anterior.

En 2014, sin embargo, los problemas de muñeca dijeron presente una vez más, por lo que el tandilense dijo basta y se operó. El regreso de 2015 nunca se consumó del todo, pese a disputar algunos torneos, y cayó otra vez casi 600 lugares, no sin antes someterse a una nueva intervenci­ón (la tercera).

El resto es historia conocida. El retorno en 2016 y los meses más maravillos­os de su vida deportiva. La alquimia que emanó de su empuñadura en los Juegos Olímpicos de aquel año, con un estadio repleto coreando su nombre, con los brasileños -siempre pendientes de la derrota argentina- enamorándo­se definitiva­mente de su garra y de su corazón y derrotando a Novak Djokovic y Rafael Nadal para llevarse una plata con sabor dorado.

La coronación fue la primera y hasta ahora única Davis de la historia. Curioso: sus detractore­s le endilgan la supuesta falta de patriotism­o deportivo.

Los colegas lo respetan y aparecen también aquellos jóvenes que lo admiran. Apacible, feroz competidor dentro de la pista pero entrañable fuera de ella, sostiene grandes relaciones con leyendas activas como Federer, Nadal o Djokovic, pero también es destinatar­io del afecto de purretes como Frances Tiafoe, para quien es referente.

Ese corazón de hierro, que resistió las horas deportivas más oscuras, supo pasar por dolores mucho mayores, como el fallecimie­nto de su hermana, Guadalupe, que murió en un accidente de tránsito a los 8 años y es la razón de que se persigne y eleve sus brazos al cielo ante cada triunfo. O el de Agustín Acosta, un nene de Tandil con quien había entablado una amistad entrañable (detallada con maestría en el libro “El milagro Del Potro”, de Sebastián Torok) y que falleció luego de luchar largamente contra una cruel enfermedad. “El ranking nunca fue mi prioridad”,

dijo Delpo hace algunos meses, cuando la posibilida­d de ser número 3 ya estaba clara. Sin embargo, es otro logro en la carrera de un tenista que se vio a sí mismo casi afuera de toda práctica deportiva y el lunes, cuando mire el ranking, verá que luego de esos seres casi alienígena­s que son Federer y Nadal, es el mejor tenista humano del mundo.

 ?? REUTERS ?? Un hombre feliz. Juan Martín Del Potro renació de sus propias cenizas luego de cirugías y hoy disfruta de una recompensa muy especial.
REUTERS Un hombre feliz. Juan Martín Del Potro renació de sus propias cenizas luego de cirugías y hoy disfruta de una recompensa muy especial.

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