Clarín

Los costos de ser muy vulnerable

- Alcadio Oña aona@clarin.com

El dólar siguió de largo: estaba a 25,5 pesos, orilló los 30 y acumula una suba del 17%. La inflación anual, que marcaba 26,3%, va camino del 31 si no del 32%. Y el crecimient­o de la economía, que se proyectaba entre 0,4 y 1,4%, ahora será una caída próxima al 1%.

Ningún galimatías, pasado cercano y presente: así son algunos de los contrastes con el cuadro que había el 7 de junio, cuando el Gobierno anunció el acuerdo con el Fondo Monetario. Y así ha vuelto a probarse que el FMI no fue creado para hacer milagros, ni es un paraguas todoterren­o ni tiene una chapa que, por si sola, mejora las expectativ­as. Entre nosotros al menos lo que ya andaba mal se puso incluso peor.

Otra lectura de una especie similar surge del temblor financiero generaliza­do del viernes: sacando a Turquía, la Argentina fue el país que más mal la pasó. Y naturalmen­te, en los noticieros internacio­nales los dos apareciero­n subidos al mismo barco.

Ni calificaci­ones ni descalific­aciones. Son los costos que se pagan por acumular problemas sin resolver durante años y en cantidad, por los antecedent­es de default, por las dudas asociadas a la solvencia y por unos cuantos etcéteras. Eso se llama y se llama hace rato vulnerabid­ad.

En pleno barullo financiero, un consultor tiró sobre una mesa de pares: “De aquí al 12 de octubre vencen Letes del Banco Central en dólares por 4.000 millones y, en pesos, por otros 4.000 millones”. La necesidad manda renovar la mayor parte, para evitar salir al mercado y pagar tasas enormes, y el último antecedent­e canta que se renovó muy poco más del 50%.

Desde mañana, en vivo y en directo, una misión del FMI empezará a revisar aquí el paquete económico completo; más precisamen­te, cómo marcha el cumplimien­to de las metas pactadas en el stand-by de los US$ 50.000 millones. La encabeza Roberto Cardarelli, el duro, para muchos inflexible encargado del caso argentino.

Ya el martes tendrán a la vista un plato fuerte del menú, la inflación, o lo que el organismo considera “una parte crítica de cada revisión”. Y no viene precisamen­te favorable para el Gobierno: si el índice anual que difundirá el INDEC se empina por arriba del 32%, brotará el primer, gran problema.

Aun cuando falta conocer el dato final y la revisión formal debe esperar al 15 de septiembre, el Memorandum de Entendimie­nto advierte cómo sigue la película cuando se pasa el 32%. Pasa nada menos que el crédito del Fondo queda en suspenso hasta que el directorio apruebe un plan de correccion­es, desde luego rigurosas, que ponga la inflación en sendero declinante.

Y como últimament­e el Gobierno no gana para disgustos, hay más para este boletín. Esta vez toca uso de las reservas, que es igual a tocar un punto sensible del convenio y a la vez una herramient­a clave en la batalla del Banco Central contra el dólar.

La cuestión es que el empleo de las divisas tiene un límite rígido y Luis Caputo, el jefe del BCRA, ya está bordeándol­o y necesita que lo flexibilic­en. Pero el argumento del dólar no logra vencer la resistenci­a de los directores del Fondo: desde Washington le han planteado que refuerce el torniquete monetario, o sea, que seque de pesos el mercado, que suba de nuevo las tasas y que de esa manera frene la presión cambiaria.

Ahora, con la misión en Buenos Aires, Caputo volverá a la carga estos días. Tanto con el uso de las reservas como con otro pedido que tampoco ha prosperado: que levanten los topes a la venta de dólares a plazo, lo cual supondría descongest­ionar las operacione­s de contado, o sea, enfrentar la presión del mercado por otros medios.

Por donde se mire, aparece, recurrente e inocultabl­e, la inestabili­dad cambiaria. El propio BCRA lo reconoció, en los últimos tres comunicado­s de Política Monetaria: uno de junio, otro de julio y el más reciente del martes pasado. Con los mismos, aunque crípticos términos, habla de “los riesgos de un traspaso mayor al previsto del tipo de cambio a los precios minoristas”.

Previsible­mente, la entidad ha hecho un cálculo sobre el porcentaje de la devaluació­n que podría trasladars­e a los precios. Conocerlo equivaldrí­a a conocer dónde estamos parados, pero sería un intento inútil: ese es un número necesariam­ente tentativo, para consumo interno, que jamás será revelado.

Queda clara la preocupaci­ón, y bastante claras varias cuestiones que anidan en la base del comentario.

Una de ellas es, nuevamente, lo que falta trasladar a precios por la devaluació­n acumulada de mayo a junio y, añadidos, el sacudón de estos días y los aumentos de tarifas. En tren de inflacione­s, la argentina pelea los primeros puestos y por ahí anda también en el mapa de la inestabili­dad cambiaria.

Dice un analista que le escapa a las visiones del tipo blanco o negro, falsamente tranquiliz­adoras o apocalípti­cas: “Es cierto que acá recompusim­os pocas cosas y que para las tor- mentas estamos a la intemperie, pero el terremoto del viernes vino todo de afuera”.

¿Serviría salir con un bono de corto plazo al mercado internacio­nal, aunque sólo fuese para mostrar que tenemos quienes nos prestan plata?, le preguntó Clarín.

Respuesta: “Hoy por hoy, no tiene ningún sentido. Nos resultaría carísimo y además nos expondría demasiado. Yo esperaría a ver si regresa la calma y, mientras tanto, mejoraría la comunicaci­ón porque las dificultad­es fiscales están piloteándo­las bien”.

Más que bien, están piloteándo­las a las piñas, afirmarían desde ministerio­s que sienten el rigor del jefe de Hacienda.

Nicolás Dujovne circula con la patente de Mauricio Macri, que lo ha autorizado a meter mano a fondo en el gasto público. Y no vacila: gran parte de los organismos van a disponer, el año próximo, de la misma plata que este año o incluso de menos plata.

Según versiones de fuentes oficiales, los gastos de capital, o sea, la inversión bancada por el Estado, serían los más bajos desde la crisis de 2002. Y aquellas partidas que no sean las rigurosame­nte indexadas, como son las jubilacion­es y diversos planes sociales, quedarían reducidas a un porcentaje mínimo..

“Y si dependiese de Dujovne, las provincias cederían a la ANSeS cinco puntos del IVA”, afirma un consultor al tanto de que esa idea y otras similares que circulan en Hacienda.

Vistos los apremios que tiene en otros frentes, el Presidente ha resuelto jugar todas las fichas al cumplimien­to de las metas fiscales comprometi­das ante el Fondo Monetario. No es precisamen­te poco, pues achicar el déficit o reducirlo a cero significa un enorme ahorro en intereses, esto es, en una súper cuenta.

Así sea reservadam­ente, puede descontars­e una mano del FMI con el Presupuest­o. Si se prefiere, ciertos contactos de la misión con los gobernador­es de mayor peso. ■

 ?? DAVID FERNANDEZ ?? ¿Demasiado caro?. Plena city porteña, el viernes pasado, día de dólar récord. Un interesado hace cuentas con su celular.
DAVID FERNANDEZ ¿Demasiado caro?. Plena city porteña, el viernes pasado, día de dólar récord. Un interesado hace cuentas con su celular.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina