“¿Puede el ciudadano común creer estas sandeces de desprestigio?”
Esta gente no sabe ya qué hacer para tapar la crisis económica. La crisis económica ha empujado a esta gente a realizar todo tipo de campañas de desprestigio y difamación consistente en inventar cualquier cosa, con tal de opacar al exitoso gobierno K.
Ya desde hace tiempo, pusieron en duda que Cristina Fernández de Kirchner hubiérase graduado en Derecho, no reconociendo que además de abogada fue exitosa.
Luego, más acá en el tiempo, inventaron a un señor “grueso” que traía valijas con cientos de miles de dólares y mintieron infamemente diciendo que eran para financiar su campaña electoral, y que ese señor había sido invitado a la Casa Rosada durante el agasajo a Hugo Chávez adulterando una cámara de Canal 7 para que apareciera filmado allí, en aquel ágape. ¡Qué burdo!
Otra vez, intentaron desprestigiar a una cineasta que tenía guardados 5 millones de dólares en una caja de seguridad en el Banco Galicia porque tenía apellido Kirchner, y decía ser hija de Cristina. ¡Qué locura! (¿quién no los tiene?)
Después, armaron una relación entre un señor Muñoz y Néstor Kirchner, cuando era presidente, con unas valijas que le hacía tomar el peso a una mentirosa secretaria ( que dijo haber sido amante de Néstor) para decirle que estaban llenas de dólares. Ese señor, Muñoz, murió en Miami y la Justicia de aquel país descubrió que tenía propiedades allí por 55 millones de dólares. ¡Qué bastardos! Hicieron mentir hasta a la Justicia de Estados Unidos!
Otro día, pretendieron ensuciar al contador de la familia porque devolvió los libros de Hotesur corregidos con “Liquid paper”. ¡Demencial! Llegaron a dudar incluso hasta de una parada técnica que tuvo que realizar el avión que transportaba a Cristina en las Islas Seychelles, pretendiendo vincular ello a algo turbio por el sólo hecho de que esas islas eran utilizadas como paraíso fiscal. ¡No supieron ya qué más inventar!
Pusieron en duda que un sommelier de apellido Báez tuviera una bodega (recién inaugurada) en los sótanos de una de sus propiedades donde el mentiroso de Lanata había denunciado que existían bóvedas con dinero. ¡Un invento de novela! Su maldad sin límites lo llevó a ese señor que vendía humo por TV a filmar una salida de compras (con sus correspondientes changuitos) de los empleados de “La Rosadita” pretendiendo que le creyeran que estaban mudándola a otra oficina ante la inminencia de un allanamiento. Intentaron tender un manto de sospecha respecto a la muerte de un corrupto y mujeriego fiscal, que obviamente se había suicidado por temor al escarnio que iba a sufrir en el Congreso, dos días después, cuando fuera a ratificar una denuncia “novelada” que había anticipado a TN contra la ex presidente de la República, donde la vinculaba con un país tan distante como Irán, que nunca tuvo nada que ver con nosotros, los argentinos, y que el juez Rafecas y los camaristas Freiler y Ballestero habían rechazado investigar “de cuajo”.
Y lo peor y más bochornoso, es esta última maniobra macabra, modificaron los libros de entrada y salida en distintas reparticiones públicas (Planificación) para que coincidieran fecha y hora con las anotaciones de 8 cuadernos que dijo haber escrito un chofer de nombre Centeno, que dice que hacía las veces de un remise de Baratta transportando bolsos cargados de dólares, igualito a la gran “Fábula de Lanata en PPT”. ¿Cómo el ciudadano común puede ser tan ingenuo y creer en todas estas sandeces? ¿No es ciero, Brancatelli?