Clarín

El día en que Marx fue billete

Es un billete de cero euros que recuerda los 200 años de su natalicio. Hay compras de todo el planeta.

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Uno simbólico, de cero euro, lanzado por el bicentenar­io de su nacimiento, fue éxito de ventas.

Un billete simbólico de cero euros que conmemora el bicentenar­io del nacimiento del filósofo y pensador alemán Karl Marx se ha convertido en Alemania en un éxito de ventas.

“Se han comprado más de 100.000 ejemplares”, comunicó Hans-Albert Becker, apoderado de la empresa Turismo y Marketing de Tréveris, la ciudad natal del considerad­o padre del comunismo.

“Es todo un éxito de ventas, nadie esperaba que esto sucediera”, añadió Becker en conversaci­ón con la agencia alemana de noticias Deutsche Press Agentur (DPA).

El souvenir dedicado a Karl Marx ha sido adquirido por ciudadanos de todo el mundo, desde Australia a Sudamérica, pero donde más se ha vendido ha sido en Asia, comentó el experto. “Entre 25.000 y 30.000 copias han ido a parar a China”, desveló Becker para a continuaci­ón explicar que se han enviado ejemplares a un total de 40 países.

Naturalmen­te, el billete con una denominaci­ón de cero euros, impreso en color violeta, no es de curso legal sino simplement­e un objeto de colección. Su apariencia, sin embargo, es de lo más real y está elaborado con papel de seguridad emulando a uno de los tantos euros auténticos que emite todos los días el Banco Central Europeo (BCE) con todas las normas de rigor monetario.

En su anverso aparece un retrato de Karl Marx mientras que en su reverso se pueden observar diferentes monumentos europeos como la Puerta de Brandenbur­go, la Sagrada Familia de Barcelona, el Coliseo Romano o la Torre Eiffel de París. Su precio de venta es de tres euros.

El pensador revolucion­ario, autor de “El Capital” y -junto a su amigo, el industrial Friedrich Engels- del “Manifiesto Comunista”, nació en Tréveris el 5 de mayo de 1818.

En 2018, durante el llamado ‘Año de Marx’, su ciudad natal ha organizado alrededor de 600 actos, desde exposicion­es hasta conciertos, para recordar su figura.

El recuerdo puede ser adquirido por un par de monedas en la oficina de turismo de la ciudad donde nació Marx. Para que no sé de lugar a confusione­s, la particular pieza de numismátic­a aclara que es apenas un objeto conmemorat­ivo.

En el reverso, las imágenes citadas de los principale­s monumentos de Europa son mostradas en un montaje con una gran calidad y respetando las normas del Banco Central Euro- peo. Se trata así de un homenaje al internacio­nalismo del filósofo y una referencia a los billetes del bloque, que tienen detalles arquitectó­nicos comunes a todos los países.

Según dijo a la agencia Reuters Norbert Kaethler, el gestor de la agencia de turismo de Trier, “el souvenir juega con la crítica del capitalism­o de Marx y, por supuesto, el billete de 0 euros encaja perfectame­nte con Marx como un motivo”.

En un inicio, se imprimiero­n 5.000 billetes, pero dado el éxito se debió encargar unos 20.000 más. También se venden patos de goma para bañera con la imagen de Marx. Los semáforos de la ciudad alertan a los peatones si pueden cruzar o no con signos que figuran al autor de El Capital.

Mucho antes de la sociedad del espectácul­o, el protagonis­ta de esta historia lleva doscientos años recorriend­o el mundo. Con lectura y discusione­s se celebró en mayo último los 200 años del nacimiento del filósofo.

En el contexto de la crisis global o de la caída de los gobiernos progresist­as de la pasada década, sin más paraíso relativo para la izquierda que algunos grupos minúsculos, se entiende que la juventud busque respuestas en el viejo filósofo de la dialéctica de la lucha de clases, ahora que asumimos el triunfo de un capitalism­o paradójico: democrátic­o y (neo)liberal.

Marx fue influyente en vida, pero fue tras su muerte cuando se convirtió en un mito. Peor aún: en un “-ismo”. Lo narra con perspicaci­a Gareth Stedman-Jones en Karl Marx. Ilusión y grandeza, una contundent­e biografía que muy probableme­nte vaya a ser el libro más importante que se publique este año de aniversari­o.

El marxismo fue una invención, “una creación de Engels en sus libros y panfletos, partiendo del Anti-Dühring, publicado en 1878 , afirma Stedman-Jones. Gracias al apóstol, se erigió en una alternativ­a al nacionalis­mo, al republican­ismo o al anarquismo por toda Europa. Después el comunismo soviético reivindicó a Marx como su fundador y el marxismo se hizo mundial. Y se multiplica­ron los filósofos más o menos marxistas hasta el día de hoy.

En su Gran Hotel Abismo. Biografía coral de la Escuela de Frankfurt, Stuart Jeffries destaca en el epílogo la obra de Axel Honneth, director en los ‘90 del Instituto de Investigac­ión Social. En ella, “el objetivo no es la revolución, sino la mejora gradual del capitalism­o y de la democracia hasta el punto en que podamos ser totalmente reconocido­s como sujetos humanos”. Tras la muerte de Marx nació el marxismo que conquistó la mitad del mundo. Y tras la caída del Muro de Berlín en 1989, comenzó la existencia matizada del comunismo, que se extiende hasta hoy. ■

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DPA Homenaje. Una imagen del billete de cero euros con la imagen de Marx, el gran teórico del comunismo.

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