Clarín

El relato de los cuadernos y todas las pruebas que complican a Cristina

En el expediente hay evidencias de que la ex presidenta era parte central de la maniobra de recaudació­n de dinero ilegal. Los K insisten con que no sabía nada.

- Nicolás Diana ndiana@clarin.com

La ex presidenta Cristina Kirchner nunca imaginó que iba a llegar tan comprometi­da a declarar ante el juez federal Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli en el causa de las coimas. Cuando arrancó el caso, hace 12 días atrás con la detención de Roberto Baratta tras las revelacion­es escritas en los 8 cuadernos de Oscar Centeno, la ex presidenta imaginaba que le alcanzaría con una defensa política para salir airosa. En esas primeras horas, sus asesores legales intentaban convencerl­a en insistir sobre la supuesta "falsedad" de esas detalladas anotacione­s. Argumentab­an que el juez solo contaba con fotocopias de las libretas y que podían intentar invalidar la prueba. Pero el escándalo se potenció y ya no alcanza con esa estrategia. Hoy hay nueve arrepentid­os (entre ellos Centeno y ocho empresario­s) y además nutren el expediente los testimonio­s de varios ex funcionari­os y directivos de empresas que aceptaron haber entregado dinero ilegal para el kirchneris­mo a través de coimas o aportes de campaña.

La cantidad de pruebas que compromete­n a Cristina se multiplica­n. En los cuadernos de Centeno ya hay evidencias del rol central de la ex presidenta en la maniobra. El 6 de mayo de 2013, el ex chofer de Baratta asentó en una de sus libretas que había dejado de escribir por temor a que lo descubran y agrega que volvió a hacerlo "porque en una reunión que tuvo el ministro de Vido, Baratta y la Sra. Presidenta Cristina F. De Kirchner en la cual los instruyó para que sigan recaudando de las empresas para las próximas campañas electorale­s".

No es la única mención que vincula a la actual senadora con la estructura de recaudació­n ilegal. Parte de los fondos Baratta los entregaba en el 5 piso de Juncal y Uruguay, el departamen­to de los Kirchner donde hoy vive Cristina; y otros fondos iban a parar directo a la Quinta de Olivos. Como reveló Clarín, en la declaració­n que dio Centeno como arrepentid­o ante la Justicia aseguró que Cristina estaba en el lugar cuando entregaban los bolsos: "Se la veía a ella (por Cristina) en jogging que cruzaba desde la casa donde vivía hacia el chalet donde habían dejado el dinero", afirmó.

Además, aseguró que tras la muerte de Kirchner la recaudació­n no se detuvo y que la plata negra la lleva- ban a Olivos donde vivía la ex presidenta. E incluso reveló que un secretario de la actual senadora era quien los habilitaba a entrar a la residencia.

Pese a las pruebas, en el kirchneris­mo empezaron a desplegar una estrategia para desvincula­rla de los hechos. Sostienen que la actual senadora no estaba al tanto de los cobros ilegales de Baratta, Julio De Vido, José López, Nelson Lazarte, Claudio Uberti, Juan Manuel Abal Medina y otros funcionari­os de menor rango que también participab­an del sistema. ¿De verdad podía no saber lo que pasaba cuando ocurría casi delante de sus narices?

Abal Medina, el ex jefe de Gabinete, declaró que recibió pagos ilegales de empresario­s. Dijo, ante la Justicia, que eran para la campaña de 2013 y admitió que todo sucedía en la Casa Rosada. El despacho del jefe de Gabinete está pegado al del Presidente. Es más, en los pendrives que allanaron en la casa de Martín Larraburu, mano derecha de Abal Medina, hay una serie de planillas con anotacione­s en código sobre el destino de la recaudació­n. Dos siglas llamaron la atención de los investigad­ores: CFK y JDV.

Este lunes, cuando se presente en Comodoro Py, la ex presidenta entregará un escrito y negará haber estado al tanto de la maniobra que recolectab­a y entregaba dinero ilegal al kirchneris­mo. Para la Justicia ya hay pruebas de que ella y Néstor Kirchner "comandaban" la banda. ■

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MAXI FAILLA Sonrisa. Cristina Kirchner sale de su casa en una de sus visitas a los tribunales de Comodoro Py.

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