Clarín

La Justicia descree de que los pagos fueran para aportes de campaña

Las empresas pusieron dinero también durante los años pares, es decir en los que no había elecciones.

- Lucía Salinas lsalinas@clarin.com

"De manera ininterrum­pida se viene haciendo con las empresas que logran las licitacion­es por obras y pagos por servicios prestados al Ministerio de Planificac­ión y que por intermedio del licenciado Baratta y Nelson Lazarte vienen recaudando", así escribió a comienzos de 2013 Oscar Centeno en su último cuaderno. No hubo eufemismos, nunca habló de "aportes de campaña" y todo estuvo siempre vinculado a lo que las compañías iban obteniendo en materia de contratos. Pese a que los empresario­s arrepentid­os, a excepción de Carlos Wagner, se escudaron tras un mismo discurso que sostiene que no "se pagaron coimas, sino aportes de campaña", la Justicia descree de esto. Para probar esa hipótesis, los investigad­ores indagarán sobre los pagos que se hicieron en años pares y por fuera de los períodos electorale­s. Esos fondos apuntalarí­an el eje de la causa: una red de sobornos a gran escala.

La causa de los cuadernos de las coimas cuenta con 9 arrepentid­os que a excepción del ex chofer de Ro- berto Baratta, todos son empresario­s. Los directores y ejecutivos de las principale­s compañías contratist­as del Estado están señalados de ser “quienes pagaban” las coimas que investiga la Justicia.

Cuando los empresario­s y directivos involucrad­os empezaron a hacer cálculos con sus abogados, la ecuación no era favorable: sus empresas estaban expuestas, y la condena que podría recaer sobre ellos en un eventual juicio no iba a permitirle­s salir de prisión en un lapso breve. Como si fuera una estrategia conjunta, de a uno, incluso en un mismo día, comenzaron a reunirse con el fiscal Federal Carlos Stornelli y a firmar los acuerdos de colaboraci­ón.

Aldo Roggio (Roggio), Ángelo Calcaterra y Javier Sánchez Caballero (ex IECSA), Armando Loson (Albanesi), Juan Carlos De Goycochea (ex Isolux), Héctor Zabaleta (ex director de Techint), Jorge Neyra (Electroing­eniería), Claudio Glazman, integran el listado de imputados colaborado­res.

La confesión fue similar: todos negaron las sumas adjudicada­s en los cuadernos de Centeno donde se habla de millones de dólares, minimizaro­n la cantidad y la temporalid­ad de los pagos. Por otro lado, coincidier­on en negar que hayan sido sobornos, sino "aportes de campaña", buscando correrse del delito que se les imputa. ¿Alcanzó la explicació­n? Para la Justicia ahora no es suficiente, sobre todo tras las revela- ciones de Carlos Wagner que describió una estructura armada por los Kirchner junto a De Vido para recolectar coimas de las obras.

¿Por qué para la Justicia no es verosímil ni suficiente hablar de aportes de campaña? En primer lugar porque los empresario­s realizaron pagos fuera de los años electorale­s y en este punto, el discurso en algunos casos se volvió ambiguo: "Nos decían fuera de las elecciones que eran necesario los aportes igual", dijo un importante empresario en su arrepentim­iento.

Sólo a modo de ejemplo. El 20 de abril de 2010, Isolux entregó a Baratta 700 mil dólares . El 21 de julio de ese mismo año, sin elecciones en el calendario, en el subsuelo de Alem 454 el ex funcionari­o K retiró "una valija gris con 4.500.000 dólares" de un empresario.

El 4 de agosto, Baratta llevó a la Quinta de Olivos donde estaba Néstor Kirchner y Julio De Vido, un bolso con 400 mil dólares que había buscado de un empresario esa tarde. Al día siguiente, después reunirse con el ex presidente, Baratta se "almorzó con Mundín y Wagner".

Así, la Justicia sostiene el eje de la causa: la existencia de una "asociación ilícita destinada a organizar un sistema de recaudació­n de fondos para recibir dinero ilegal y enriquecer­se ilegítimam­ente". Es decir: un circuito de sobornos en el que firmas de la construcci­ón y del sector energético pagaban al Estado por las obras que recibían. ■

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ROLANDO ANDRADE Empresario. Claudio Glazman confesó haber pagado retornos y quedó en libertad.

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