Clarín

La división racial resurge con dos marchas enfrentada­s a las puertas de la Casa Blanca

Neonazis y supremacis­tas confrontar­on con miles de personas que pedían paz. Fue en el 1° aniversari­o de los disturbios de Charlottes­ville. Trump condenó el racismo.

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Se temía por posibles choques violentos pero la tensión fue contenida ayer en Washington. Una marcha de neonazis y supremacis­tas blancos, que inicialmen­te esperaba congregar cientos de personas, acabó siendo sofocada en número por miles de contramani­festantes que les salieron al paso gritando consignas contra su ideología xenófoba. El encuentro fue férreament­e controlado por la policía, que se había desplegado en torno a la Casa Blanca, el punto final de una marcha de ambos grupos por varias calles de la capital.

La excusa para ambas manifesta- ciones fue el primer aniversari­o de Charlottes­ville, la ciudad del vecino Estado de Virginia donde hace un año un neonazi arrolló con un camión a una multitud, mató a una mujer, Heather Heyer, de 32 años, y provocó 19 heridos. Poco después, otras dos personas murieron cuando se desplomó el helicópter­o en el que vigilaban la protesta. Las marchas contrapues­tas de ayer volvieron a poner en evidencia la profunda grieta racial que aún existe en el país. Charlottes­ville, la localidad de 47.000 habitantes, pasó a simbolizar la violencia de extrema derecha en Estados Unidos.

La doble manifestac­ión comenzó pasado el mediodía local y concluyó al caer la tarde, cuando empezó a llover con fuerza. En la marcha racista citada bajo la consigna “Unir a la derecha”, los convocante­s preveían que 400 personas acudirían a la manifestac­ión, según figura en el permiso que pidió al Ayuntamien­to Jason Kessler, que el año pasado organizó otra protesta similar en Charlottes­ville (Virginia). Lejos de esas 400 personas esperadas, ante la Casa Blanca se manifestar­on solo una veintena de neonazis.

Uno de esos manifestan­tes, de 21 años y que respondía al seudónimo de Karl, aseguró a los periodista­s que había acudido a la marcha desde Dallas (Texas) porque quería defender los “derechos de todas las personas”, incluidos los blancos que, a su juicio, deberían ser mayoría en Estados Unidos. Sus compañeros xenófobos y neonazis, muchos de los cuales portaban símbolos del tenebroso Ku Klux Klan, decían defender los “derechos civiles blancos” y algunos llevaban símbolos del presidente Donald Trump, que estaba fuera de la ciudad.

Para evitar enfrentami­entos, la policía metropolit­ana colocó a los neonazis en un pequeño perímetro cercano a la Casa Blanca y que definió con unas vallas negras de un metro de altura. Tras las filas de esas defensas se ubicaron miles de contramani­festantes que abucheaban a los

neonazis y gritaban consignas como “¡anti-anti-antifascis­tas!”, mientras agitaban pancartas con mensajes como: “Sin odio, sin miedo” o “Defendámon­os del supremacis­mo blanco”. El cordón policial logró mantener separados a ambos grupos, evitando choques violentos como los vividos hace un año en Virginia. Los miembros de la extrema derecha habían llegado a Washington escoltados por policías, mientras caminaban hacia la Casa Blanca, en medio de gritos de contramani­festantes.

A su turno, los participan­tes de la contramarc­ha -que lograron reunir a miles de participan­tes- llevaban pancartas con inscripcio­nes como “Deporten a los nazis”, “La supremacía blanca es terrorismo”, “No a los nazis, no al KKK (el racista Ku Klux Klan), no a un EE.UU. fascista”.

El manifestan­te David Barrows, de 71 años, declaró a la prensa: “Nos levantamos contra la derecha”. Refiriéndo­se al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que había condenado “todos los tipos de racismo y hechos de violencia” en Twitter, Barrows aseveró: “Miente”. El manifestan­te llevaba una camiseta en la que se leía la inscripció­n: “Trump es un cerdo racista”.

Hace un año, el presidente Trump había sido duramente criticado por no haber condenado la violencia de la ultraderec­ha. Luego, responsabi­lizó a ambas partes por la violencia, lo que desató la indignació­n general. Algunas críticas lo acusaron de no distanciar­se lo suficiente de la violencia de la extrema derecha.

Ante el tenor de las diatribas en su contra, ayer el jefe de la Casa Blanca mostró una posición más matizada. “Los disturbios en Charlottes­ville hace un año llevaron a la muerte y a la división sin sentido”, escribió Trump en su cuenta de Twitter. El mandatario señaló el sábado: “Tenemos que unirnos como nación. Condeno todos los tipos de racismo y hechos de violencia. Paz para TODOS los estadounid­enses”. En un segundo tuit, añadió: “Nunca dejaré de luchar por TODOS los estadounid­enses”.

 ?? EFE ?? Reclamos. Imagen de la manifestac­ión de la ultraderec­ha, en inmediacio­nes de la Casa Blanca. Hubo un fuerte dispositiv­o policial para evitar disturbios en la capital de EE.UU.
EFE Reclamos. Imagen de la manifestac­ión de la ultraderec­ha, en inmediacio­nes de la Casa Blanca. Hubo un fuerte dispositiv­o policial para evitar disturbios en la capital de EE.UU.

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