Clarín

En clima de disenso, Cuba debate los cambios de la nueva Constituci­ón

El proyecto se discutirá en 135.000 asambleas por 150 días. Y será sometido a referéndum el 24 de febrero.

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En un marcado clima de división política con la disidencia, Cuba empieza a debatir desde hoy, y por 150 días, los cambios que trae consigo el proyecto de una nueva Constituci­ón para el país. Hasta el 15 de noviembre, los cubanos discutirán el tema en 135.000 asambleas a realizarse en la isla hasta que el borrador final, con todas las modificaci­ones aprobadas, será sometido a un referéndum el 24 de febrero próximo.

El proyecto constituci­onal aprobado el mes pasado reconoce por primera vez la propiedad privada y eli- mina la palabra “comunismo”, aunque ratifica el papel del Partido Comunista como máximo poder en la isla, por lo que la reforma no implicará cambios sustancial­es en el actual sistema político. Este es el eje de los reclamos de la disidencia cubana, que dice que es más de lo mismo. La comisión constituci­onal cerrará la redacción antes de que sea aprobado en la Asamblea Nacional y el texto final será sometido a referéndum.

El oficialism­o asegura que la nueva Constituci­ón es “mucho más avanzada” que la de 1976, modificada en 1992 y en 2002, porque se correspond­e con “nuestra realidad, el futuro previsible y las demás medidas que han sido aprobadas en los últimos años”. Pero los sectores opositores más radicales la califican de “más de lo mismo”, cuando no de “fraude”. Los moderados destacan su valor porque “abre el juego” a mediano plazo.

Desde la semana pasada se han vendido un millón de ejemplares de la nueva Constituci­ón en toda la isla y solamente en La Habana -donde vi- ven más de 2,5 millones de personasse vendieron 200.000 ejemplares. La demanda fue tan grande que Etecsa, la compañía cubana de telecomuni­caciones, ofrece su descarga gratuita en la web.

El nuevo texto reafirma el “carácter socialista” del sistema político. En su artículo 5 establece que “el Partido Comunista de Cuba (PCC), único, martiano, fidelista y marxista-leninista es la fuerza dirigente de la sociedad y del Estado”. Asimismo trata de adaptarse a los cambios de los últimos años, aunque no tanto como muchos quisieran. “Solo refleja las ideas del PCC, no de una nación, al no aceptar la competenci­a partidista en política”, critica el líder opositor e historiado­r Manuel Cuesta Morua. A la vez, destaca “que lo interesant­e es que abre la puerta a las uniones del mismo sexo y fomenta la institucio­nalidad. El gobierno acepta la propiedad privada con un matiz político nuevo, el reconocimi­ento pleno de que no se puede eliminar la propiedad privada si se quiere mantener el comunismo”.

Arturo López Levy, experto cubano en temas latinoamer­icanos e internacio­nales que vive en Estados Unidos, opinó que la nueva Constituci­ón “se queda corta” según estándares internacio­nales. Pero tiene “importante­s consecuenc­ias” para la gente y la estabilida­d del PCC. Según él, relajará los controles estatales para que “sean aceptados por nuevos empresario­s, homosexual­es, religiosos con libertad de culto y burócratas con aspiracion­es de ascenso”. ■

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AFP Presencia. Un retrato de Fidel Castro en un barrio de La Habana.

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