Clarín

Un plan basado en las encuestas que sonríen al ex mandatario

Estrategia. El PT busca prolongar lo más que pueda el favor popular que expresan los sondeos. Y, llegado el caso, traspasar esa intención de voto a su reemplazan­te.

- En foco Eleonora Gosman egosman@clarin.com

No es un simple “capricho” del PT ni de su dirigente máximo, Lula da Silva, haber inscripto ayer al ex mandatario preso en Curitiba como postulante presidenci­al en octubre. Detrás de esa estrategia hay un plan, que se basa en un reconocimi­ento obvio: hoy Lula no solo saldría primero en la primera vuelta, sino que de lejos triunfaría sobre los demás candidatos en el balotaje del 28 de octubre. La intención de este partido es prolongar lo máximo posible el peso específico de “Lula candidato”: se supone que en ese caso la “transferen­cia” de votos hacia el hombre elegido para su reemplazo, Fernando Haddad, será mucho mayor.

Uno se puede preguntar la validez política de ese subterfugi­o; pero eso sólo lo podrá decir el tiempo. Entre tanto, el PT juega con una posibilida­d: que la decisión del Tribunal Superior Electoral de impugnar la postulació­n del ex mandatario ocurra en su fecha límite: el 17 de septiembre. Si esto es así, quedará todavía una instancia superior para apelar la exclusión de Lula. Se trata de la Corte Suprema, que tiene la última palabra en este asunto.

Según el director de Vox Populi, Marcos Coimbra, “sabremos de aquí a dos meses quién fue el más habilidoso en el montaje de la estrategia. En la etapa que terminó, no hay dudas que el gran vencedor fue Lula”. Afirmó, también, que según las encuestas “una gran porción de sus electores no dudaría en apoyar a su representa­nte”. En este caso, se trata de Haddad, quien también fue intendente de la capital paulista. Este político hasta podría sumar alguna que otra simpatía entre las clases altas y los intelectua­les por su condición de profesor universita­rio.

Hay otros factores a tener en cuenta en el escenario político. El ex gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, es probableme­nte el mejor candidato de la derecha. Pero su perfil no le permite, hasta ahora, quitarle votantes a su contrincan­te del momento, el ultraderec­hista Jair Bolsonaro. Con su 6,5% de seguidores no logró hasta ahora empardar a Marina Silva, con 9 por ciento de los de votantes.

Sin embargo, todo puede cambiar en el movido escenario brasileño. De pronto, la campaña en la TV, donde Alckmin tendrá de lejos la mayor exposición en tiempo, podría permitirle subir en su popularida­d y, con eso, llegar a la segunda vuelta. Algunos analistas afirman que ese plan de la socialdemo­cracia tendría, sin embargo, pocas chances de éxito. Especialme­nte porque el ex mandatario paulista apostaría casi exclusivam­ente a conquistar la franja de seguidores derechista­s que tiene su competidor Bolsonaro.

En el actual contexto, el “bolsonaris­mo” parece difícil de desplazar. Sectores sociales como las clases medias más bajas, preocupada­s con la caída dramática de su nivel de vida, tienden a buscar una figura que aparece como “fuerte” y “decidida”.

Los demás concurrent­es de la centroizqu­ierda, incluidos Marina (del partido Red Sustentabl­e) y Ciro Gomes (laborista), tienen escasas posibilida­des de prosperar. Quien lo entendió rápido fue el Partido Socialista Brasileño (PSB), que optó por mantenerse “neutral” y no lleva aspirante propio. También lo comprendió el PCdoB (ex partido comunista pro chino). Tenía una joven gaúcha, Manuela D’Avila, como aspirante al cargo presidenci­al. Pero a último momento consiguió algo más realista: si Haddad reemplaza a Lula, como es muy probable, esta militante irá como su candidata a vice. ■

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EFE Arriba. Por el momento, el ex presidente Lula logra un gran respaldo. El ex ministro Haddad es su vice.

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