Clarín

Declaró el testigo clave en Mendoza: “Lo pasó por arriba”

- Federico Brusotti mendoza@clarin.com

La madrugada del 9 de septiembre fue el principal testigo ocular de la muerte de Genaro Fortunato, el joven rugbier mendocino que fue atropellad­o por su novia Julieta Silva. Ariel Oscar Aksenen trabajaba como cuidacoche­s en el boliche Mona Bar de San Rafael. Ayer fue el último testimonio de la audiencia y en su relato puso en duda que la acusada lo haya arrollado accidental­mente: “Lo pasó por arriba, no entiendo cómo no lo vio”. En su relato contó que decidió sacarle las llaves del auto a la acusada, porque pensó que se iba a ir del lugar.

Pasadas las 20.30, ingresó a la sala Aksenen. Dio un relato detallado de lo que vio esa noche. “Yo estaba fuera de la playa de estacionam­iento. Salieron y les pregunté si se iban. Ella no me contestó y él me dijo que lo acompañara para que me pague. Él estaba afuera del auto y ella del lado, del conductor. Empezaron a discutir. Él golpeaba la ventanilla, ella la bajó. Intercambi­aron un par de palabras. Ella arrancó ligero, él se agarró de la ventanilla y le gritaba: ‘¡Pará, pará!”. Según Aksenen, Fortunato fue unos 15 metros colgado del auto hasta que cayó al piso.

“Hizo la U sobre la calle y volvió. Pensé que había visto que se había caído. El muchacho intentó levantarse, pero ella lo pasó por arriba”, detalló. El “trapito” aseguró que le hizo señas a Silva para que frenara. Le dijo que había atropellad­o a Genaro, pero ella lo negaba. “Se largó a llorar y me decía: ‘Yo no he sido’. No se bajó del auto. Tenía la mano en la palanca de cambios y yo le manoteé la llave. La frené, sino ella seguía”, aseguró.

“Pensé que ella había visto cuando se cayó el chico. Había luz en esa zona. Hablaba por teléfono y decía: ‘Me mandé un pedo’. Ella sabía que había pasado por arriba al muchacho. No entiendo como no vio el cuerpo de Fortunato”, concluyó.

El relato del cuidacoche contradijo así parte de los argumentos de la acusada. La defensa de Silva sostiene que esa noche había baja visibilida­d -porque estaba oscuro y había llovido-. Y que además la acusada no estaba usando anteojos, a pesar de que sufre astigmatis­mo.

Horas antes, había declarado la agente Natalia Rocha, quien participó del operativo policial. Contó una de las primeras frases que dijo la acusada, Julieta Silva, tras embestir a su novio con el auto: “Yo lo atropellé, llévenme presa”. Ella no escuchó la frase, sino que reprodujo lo que presuntame­nte le contó el primer policía que llegó a la escena. Durante toda su declaració­n se mostró dubitativa.

Poco después se presentó ante el tribunal Matías Nogueral, el policía al que supuestame­nte la acusada le dijo la frase. Pero cuando le consultaro­n sobre los dichos de su compañera, el hombre negó que ese diálogo haya existido. ■

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DELFO RODRÍGUEZ Ariel Aksenen. El cuidacoche­s que vio todo, en el juicio.

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