La Copa Davis se jugará como el Mundial de Fútbol
Cambia a partir de 2019 y se definirá en una sola ciudad.
La lucha contra el paso del tiempo es una pelea que no se puede ganar. Lo saben, aunque lo disimulen, los que tratan de que un cirujano plástico les disimule las arrugas o los padres que asumen la rebeldía de hijos que de golpe se transformaron en adolescentes. Y quienes tampoco pudieron hacerse los distraídos fueron los dirigentes de la Federación Internacional de Tenis, que se decidieron finalmente a dar un volantazo y aplicar un nuevo formato a una Copa Davis que, de otra manera, parecía encaminarse a la extinción. Una revolución, al cabo, después de 118 años de disputa de la Ensaladera -que en realidad es una ponchera- por eliminación directa. Y que viene respaldada por una promesa de inversión de 3.000 millones de dólares en 25 años.
Pese a la oposición de asociaciones de mucho peso, se aprobó ayer en la asamblea de la ITF, en Orlando, con el 71,43% de los votos, la reforma drástica que impulsaba el grupo Kosmos, que tiene como cara visible al defensor del Barcelona Gerard Piqué. Así, la ronda final de la Davis se jugará, en lugar de las cuatro series distribuidas a lo largo de la temporada y en condición de local y visitante, durante una sola semana (la 47, a fines de noviembre, posterior al Masters de Londres) en una sede única que cambiará cada año, y para la que en la primera edición suenan fuerte Lille y Madrid. Serán 18 los equipos que participarán de esa instancia: los semifinalistas de la edición anterior; 12 que surgirán de una eliminatoria que se jugará en febrero tras el Abierto de Australia y dos invitados.
El sistema de disputa (ver Infografía) incluye ascensos y descensos: los dos peores de cada zona caerán a la zona I de su continente.
¿Qué debe hacer Argentina para acceder a esa semana decisiva y aspirar a su segunda Copa Davis? Al no haber jugado este año en el Grupo Mundial, tendrá que buscar su lugar en la eliminatoria que 24 equipos disputarán en la semana 5 de la temporada y, en este caso sí, en un formato parecido a la vieja usanza. Su acceso a esa instancia clasificatoria está garantizado, aunque en caso de ganarle a Colombia en septiembre, será en 2019 uno de los cabezas de serie y enfrentará a uno de los doce equipos no preclasificados. Claro que en caso de perder en ese cruce, siempre quedará la esperanza de ser uno de los dos equipos invitados a la ronda final. Algo a lo que, por historia y calidad de sus tenistas, lógiacemente aspira.
Como pasa con todos los cambios fuertes, enseguida aparecieron las voces en contra. En general, apelaron a la tradición y sentenciaron que la reforma significaba la muerte de la Copa Davis. Algo que se encargó de expresar sin medias tintas un personaje con mucho peso simbólico en el tenis británico: Judy Murray, madre de los escoceses Andy y Jamie, además de entrenadora. “Aquí yace la Copa Davis. 1900-2018”, rezaba sobre una lápida imaginaria en Twitter. También hubo fuertes reclamos desde Australia, donde la Federación local impulsaba el regreso de la Copa del Mundo, que aspiraba a competir con la Davis. “Esto solo se trata de una toma de dinero”, dijo Lleyton Hewitt, exnúmero 1 del mundo y capitán.
Es inevitable que el cambio genere nostalgia por lo que ya no se repetirá: el aliento desenfrenado del público local, como el de 2008 en la traumática final de Mar del Plata; la hazaña de levantar la Copa contra todo en territorio ajeno, como en 2016 en Zagreb. Pero también es cierto que el formato actual era cada vez más expulsivo para las grandes figuras. Como Juan Martín Del Potro, que de todas maneras ya advirtió que considera a la Davis “parte del pasado”.
“Estoy a favor. La Davis necesitaba un cambio porque la sponsorización era cada vez más complicada. Y además me parece que hay que apoyar la decisión de la actual conducción de la AAT”, le dijo a Clarín Martín Jaite, exjugador y excapitán. “No sé si es bueno o no. Pero asociaciones como la argentina necesitaban ingresos más importantes, igual que los jugadores”, disparó Guido Pella.
La AAT percibiría US$ 300 mil por participar y US$ 200 mil para Desarrollo-; los jugadores recibirían US$ 600 mil. Todo contra un global de US$ 165 mil percibido hasta ahora.
La aspiración es que esos US$ 3.000 millones que promete Kosmos (el presidente de la ITF, David Haggerty, aseguró US$ 25 millones anuales para que las asociaciones inviertan en el tenis local) sirvan para recuperar a las figuras que le den a la Davis el brillo perdido. Eso que no se puede mantener con la nostalgia, por mucho que duela. ■
“Desafortunadamente su receta mató a la Copa Davis tal y como la conocemos”.
Lleyton Hewitt
Capitán australiano de Copa Davis
Este formato creará un festival de tenis y entretenimiento más atractivo para todos”. David Haggerty
Presidente de la ITF