Vaca Muerta y la agroindustria, dos motores para el desarrollo
En los dos paneles se marcó el rol exportador de estos sectores. También, el potencial de la conectividad.
Puestos a exponer sobre el rol de las tecnologías, Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarin, desafió a los panelistas al observar que Argentina debería haber hecho la tarea en el siglo XX y ya estamos en el siglo XXI. Fue Sebastián Bagó, del grupo de laboratorios de 85 años que lleva su apellido, quien se refirió al camino para ganar mercados en base a la innovación. “La renta en el intercambio internacional está más basada en la innovación que en el componente material de los productos. Cuando logro comunicar a mi cliente que mi producto es el que mejor puede resolver su necesidad, logro que él esté dispuesto a pagar un premio y eso es valor agregado”.
Antes, Luis Pagani había marcado que hay demasiado solapamiento entre distintas áreas de gobierno para ganar mercados. Y enfatizó en la necesidad de “una estrategia de desarrollo consensuada con los privados”.
Cuando fue el turno de Alberto Grimoldi, de la compañía con su nom- bre que lidera el negocio del calzado, Kirschbaum le preguntó sobre los efectos de la apertura absoluta, especialmente en su sector. Grimoldi se explayó sobre las diferencias en los costos: “Pago US$ 8,70 la hora, todo incluido y en Brasil, US$ 3,70”. Confesó que dudó sobre su planta pero decidió no cerrarla. El empresario adjudicó al elevado déficit fiscal los ciclones económicos de la Argentina.
En la misma línea, Marcos Galperin, fundador y CEO de Mercado Libre, se refirió a la necesidad “de más y mejor democracia, de más y mejor mercado, de instituciones y de una alternancia política de partidos en el poder que mantengan las políti- cas de Estado”. De paso, contó que el desafío es que lleguen los productos de manera veloz y gratuita al consumidor. Su desafío pasa por la logística. ¿El otro? “Democratizar el mercado financiero”.
En un momento, Bagó pareció marcar una diferencia al soltar que los problemas “se resuelven creciendo, no sólo bajando el gasto”. Otros panelistas se refirieron al potencial de los recursos con que cuenta la Argentina y a la necesidad de encolumnarse detrás de una estrategia de país. Así asomaron Vaca Muerta y la agrodindustria como dos motores para el desarrollo.
Héctor Magnetto destacó que uno de los sectores subinvertidos en los últimos años fueron las telecomunicaciones. Se refirió a la fusión de Telecom y Cablevisión como una forma de tomar escala para competir con jugadores globales. “De este modo la compañía podrá invertir US$ 5.000 millones en los próximos años”.
David Lacroze, exportador e importante productor agropecuario y mentor de la mesa de carnes que cobija a toda esa amplia cadena industrial, explicó las razones de la apuesta del Gobierno por el campo. “Es la primera vez que después de una devaluación no se recurre a las retenciones. Y esto es porque hay respuesta. En agricultura estamos en la cima del mundo, a la par de EE.UU. Habrá una cosecha récord de 130 millones de toneladas”. Lacroze recurrió a la metáfora bíblica para decir “quién puede tirar la primera piedra”. Hizo un llamado a sus pares, retomando en parte el discurso al comienzo de la jornada del presidente de AEA, Jaime Campos. “Nosotros no podemos ser espectadores, no le podemos dejar al Gobierno y a la Justicia la responsabilidad de la tarea”, concluyó Lacroze.
Federico Braun, de la cadena de supermercados La Anónima, hizo hincapié en la pelea desigual contra la evasión en su sector. En AEA parecen hacer recogido el guante ya que formaron una task force con el ex jefe de la AFIP Alberto Abad para apurar proyectos que impulsen el combate a la evasión y al trabajo en negro.
Ya casi sobre el final, Alejandro Bulgheroni se refirió a Vaca Muerta y destacó los avances con el cambio de Gobierno y la mesa sectorial que permitió acomodar los costos. “Todavía estamos perforando pozos de 2.000 metros, no tenemos aún el equipamiento para los de 3.000 pero en poco tiempo habrá gas a 4 dólares con lo que implica a nivel del consumidor”.
Antes, Paolo Rocca había sostenido que “de esta tormenta que enfrenta el país se sale para adelante. En cinco años, a este ritmo de crecimiento, Vaca Muerta puede alcanzar una dimensión semejante a la del campo argentino”. ■