Clarín

Quieren que los restaurant­es y bares sean aptos para celíacos

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

La Legislatur­a porteña aprobó ayer por unanimidad la creación de un programa para que los restaurant­es y bares de la Ciudad sumen menús libres de gluten y consigan una certificac­ión que les permita atender a celíacos.

El programa será voluntario, pero les dará la posibilida­d a los establecim­ientos gastronómi­cos de conseguir un reconocimi­ento oficial, que los beneficiar­á para hacer publicidad, colocar la certificac­ión en sus vidrieras e ingresar a listados oficiales de restaurant­es "aptos para celíacos".

Se trata de una iniciativa presentada por el legislador Sergio Abrevaya (GEN) que sumó el consenso de todas las bancadas. Fue aprobado por los votos de los 58 legislador­es presentes, una cifra poco habitual. En la Legislatur­a hay en total 60 diputados.

La idea es que los establecim­ientos que quieran se comprometa­n a contar con dos cocinas, una para los platos comunes y otra para los libres de TACC. Además, que les compren a proveedore­s que garanticen que los productos sean libres de gluten.

Por otra parte, los restaurant­es y bares podrán enviar a sus cocineros, mozos y otros empleados a cursos de capacitaci­ón controlado­s por la Agencia Gubernamen­tal de Control (AGC) sobre manipulaci­ón de alimentos sin gluten y prevención de la contaminac­ión cruzada.

En los últimos años la oferta para celíacos se multiplicó en la Ciudad. Pero no todos los que ofrecen menús sin TACC cumplen realmente con la normativa y las necesidade­s de higiene y seguridad alimentari­a. De hecho, según un estudio de la AGC sobre 50 restaurant­es, sólo el 6% respetan la normativa.

La correcta manipulaci­ón de los alimentos implica que los cocineros trabajen en un ambiente esteriliza­do; con heladeras y depósitos diferencia­dos y otros cuidados. De lo contrario, la contaminac­ión con TACC de los alimentos libres de gluten es posible y así hay riesgo para los celíacos. Por eso, varios establecim­ientos, sobre todo algunas cadenas, compran los alimentos ya preparados.

“Si el dueño de un restaurant­e optara por generar una segunda cocina para celíacos y obtuviera la certificac­ión, tendría una ventaja comparativ­a muy interesant­e para atraer a un público determinad­o, y eso nos parece perfecto”, opinó Verónica Sánchez, presidenta de la Cámara de Restaurant­es de la Ciudad. ■

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