Los “secretos” preciosos del Art Nouveau porteño
Hay celebridades. La Galería Güemes (1915, en Florida 165) o la Confitería del Molino (1917, frente al Congreso), a las puertas, tras más de dos décadas de abandono, de una restauración. Y hay joyas cada vez más reconocidas, como la Casa Calise (1911), con 35 esculturas en el frente, en Hipólito Yrigoyen 2562, Once; el edificio de Rivadavia 2009, Congreso, con la cúpula decorada con más 950 piezas de vidrio espejado multicolor o la fachada ondulante hecha de flores, ramas, ramas, flores de la Casa de Los Lirios (1905, Rivadavia 2031). Y la lista sigue.
Es que existen al menos 200 edificios como ésos, con impronta Art Nouveau, en Capital, informa a Clarín la Asociación Art Nouveau de Buenos Aires (AANBA). Con motivos inspirados en la naturaleza y exaltación de las curvas y de la sensualidad -hasta al hierro asume formas gráciles-, el Art Nouveau en Francia - Sezession en Austria o Jugendstil en Alemania- creció acá en la década de 1910 de la mano de la burguesía en los barrios entonces pujantes cercanos al Centro, donde había espacio para edifi- car. Construyeron “palacios” para alquilar -la Calise, por ejemplo, ocupa 8.000 m2, con locales y departamentos-, que fueron símbolos de estatus de grupos sociales en ascenso.
Así que queda mucho por descrubir del Art Nouveau “a la porteña” -es decir, casi siempre combinado con otras influencias-. Joyas cuidadas y no, perdidas en el trajín o detrás de un cielo de cables.
Iván Malesani - Ivan Buenosaires en las redes sociales- es “el fotógrafó del Art Nouveau porteño”, el de ANNBA. “Empecé hace 20 años con paisajes urbanos y después me especialicé. ¿Por qué Art Nouveau? Cada foto de Art Nouveau es un encuentro con un mundo bello. Así fue concebido el Art Nouveau: el arte debía estar en todo, todo debía ser arte”, explica a Clarín. Sus fotos son interpretaciones en ese sentido: revelan lo mejor de lo que retrata. “No uso filtros pero sí las edito para subrayar ese costado que, a veces, se ve sólo en detalles. La idea es compartir la belleza para que no sea olvidada. No se puede construir un futuro demoliendo la historia; salvo, un futuro egoísta. Y pienso que al señalar esa belleza aparecen otras: las posibilidades de cuidarla y de salvarla”. Aquí, cinco trabajos de Ivan Buenosaires. Cinco “secretos” porteños preciosos. ■