Las organizaciones de nueva generación dan lecciones
También sabe el Gobierno que el núcleo estratégico de la campaña de los celestes está fuera del Congreso y es difícil de manejar. Es el grupo Frente Joven, que se referencia como multipartidario y no confesional, que agita un penetrante aroma clerical. Aunque no es una formación civil nueva, ganó solidez, experiencia y músculo en la batalla del aborto, y es la base de lo que en el futuro va a ser el Partido Celeste, que tendrá amalgama partidaria al menos en elecciones internas del interior. Como toda agrupación joven, cuando encuentra un objetivo es difícil pararla.
En la semana que pasó, la cúpula del Frente Joven hizo una reunión de mandos en el colegio San Pablo –toda una señal para los que saben– y este fin de semana reunió a medio centenar de dirigentes en la zona de San Miguel, más precisamente la pedanía de Muñiz. ¿Para qué? Para discutir lo que se viene. Lo que se viene es esta pelea por el Código Penal, que es otra oportunidad para hacer músculo. Hay que ponerles un ojo a estas manifestaciones, porque tienen una solidez política que no tiene el bando del Sí, que perdió por eso en el Senado. Lo único comparable que hay es el armado de los Cayetanos de Juan Grabois, un entramado también multipartidario, que está convencido de un programa, y tiene liderazgo como para tomarles la delantera a los profesionales de la política.
El Frente Joven se llevó por delante a los obispos y a los legisladores, que no tenían estrategias claras. Los Cayetanos se llevan por delante a los partidos y a los sindicalistas profesionales, que a lo que pueden aspirar es a ocu-