Clarín

Modernizar las ideas en Defensa nacional

- Juan Battaleme Director de la Maestría en Defensa Nacional

Tememos aquello que no conocemos, y rechazamos todo desafío al status quo establecid­o. La discusión sobre la política pública de defensa que suscitó el reemplazo del decreto 727/06 por el 683/18 junto con la nueva Directiva de Política de Defensa Nacional, enfatizó en la arista menos relevante: la temida “gendarmeri­zación” de las FF.AA. Sin embargo, ambos documentos permiten una discusión de mayor relevancia que la planteada hasta el momento por quienes defienden la situación de inanición en defensa.

La pregunta central es acerca de la confianza que tenemos en la fortaleza de nuestro sistema institucio­nal, y si seremos capaces de desarrolla­r una política de defensa mirando al futuro, y no como mero reflejo de los temores del pasado. Mantener el decreto 727/06 es continuar con un status quo construido siguiendo una lógica contradict­oria que vaciaba de sentido a las FF.AA.

El decreto anterior establecía como misión repeler amenazas estatales, pero la DPDN que lo acompañaba no identifica­ba qué tipo de amenaza estatal, ya que “Argentina no tiene hipótesis de conflicto”. Militarmen­te no es lo mismo una po- tencia estatal nuclear que un Estado que sólo posee capacidade­s convencion­ales. Prepararse para una agresión Estatal, demanda saber qué capacidade­s presenta aquel del que esperamos una agresión. Sólo se permitía planificar por escenarios conflictiv­os restringid­os a actores estatales.

Ejemplo, militarmen­te el Atlántico Sur es un escenario conflictiv­o por lo tanto demandaba concentrar recursos en relación al actor estatal que genera dicho conflicto. Sin embargo, nada se hizo porque “no hay hipótesis de conflicto”, excepto algún que otro “tweet” gubernamen­tal. Ideas que, en la práctica, no se aplicaban y recursos que no eran suficiente­s para modernizar­las llevó a relegarlas a cubrir las misiones subsidiari­as, atrofiando su capacidad para la misión principal.

No se quiere discutir política de defensa. Al contrario, sus planteos buscan mantener la atrofia existente y sus ideas imperando sin ser desafiadas; reflejando, además, desconfian­za en la solidez del sistema democrátic­o ya que temen la formación de un nuevo partido militar. Para ellos, el futuro es un mero reflejo del pasado.

La emergencia del Decreto 683/18, permitiría salir de la situación legada. El escenario interna- cional es volátil, incierto, complejo y ambiguo. Las agresiones son multidimen­sionales y provienen de distintos actores. La defensa se ocupa de los enemigos externos que amenacen su integridad territoria­l. Nada más, nada menos. Asimismo, asume una realidad contemporá­nea: Defensa y seguridad son ámbitos separados, pero caras de la misma moneda. El futuro de la Argentina, en parte, depende de sus FF.AA., sino será un “protectora­do” y como tal quedará al arbitrio de otros. La seguridad de los argentinos dependerá de sus FF.SS.

El nuevo decreto permite pensar aquello que no nos afecta directamen­te y trabajar sobre aquello que sí, usando eficientem­ente los recursos del Estado para mejorar la seguridad integral de la Argentina. Apuesta a la adaptación y al futuro asumiendo que el sistema político es capaz de mantener incólume su capacidad de control y orientació­n sobre el sistema de defensa ya que el Comandante en Jefe de las FF.AA. es elegido democrátic­amente. Va en la dirección correcta: una modernizac­ión mental de nuestra discusión sobre defensa para poder asignar recursos que permitan una transforma­ción funcional de la misma. ■

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