Clarín

Los silos, el “fantasma” de Puerto Madero que quedó envuelto en un conflicto judicial

Es la última postal de la vieja zona portuaria. Hay un proyecto para construir viviendas. Pero aún no pueden reciclarlo­s porque son parte de una causa abierta tras su venta, en 1997.

- Karina Niebla kniebla@clarin.com

Son la última imagen de cuando la zona era realmente un puerto. Una mole gris que contrasta con los modernos edificios que la rodean y el Puente de la Mujer que la mira de frente. Los viejos silos de la desapareci­da Junta Nacional de Granos, en el Dique 3 de Puerto Madero, no fueron demolidos ni reciclados como algunos de sus mellizos. Por el contrario, su uso está sujeto a que se destrabe un litigio judicial.

Mientras tanto, serán soporte de dos proyectos artísticos ambiciosos, aunque efímeros: la intervenci­ón de un artista internacio­nal por la Semana Art Basel Cities, ya en preparació­n, y un mapping para los Juegos Olímpicos de la Juventud (ver “Sede de dos propuestas artísticas”).

Los primeros silos argentinos de Puerto Madero tuvieron un destino patrimonia­l trágico: fueron demolidos para dar lugar a viviendas y oficinas. Eran los de Molinos Río de la Plata, en lo que hoy es la calle Azucena Villaflor y el río, que habían sido construido­s por la compañía Bunge y Born en 1903. El suizo Le Corbusier, considerad­o el padre de la arquitectu­ra moderna, los había elogiado públicamen­te.

Pero en los 90 arrancó el plan de urbanizaci­ón de Puerto Madero, y poco importó el valor patrimonia­l de esas construcci­ones de antaño: se debían abrir calles, construir veredas, instalar servicios y parquizar.

Los nueve silos de la ex Junta Nacional de Granos, erigidos también en 1903 en lo que hoy es Juana Manso 851, se salvaron en cambio de las topadoras y permanecie­ron como símbolo de la Argentina que alguna vez fue considerad­a granero del mundo.

Pero su historia no está exenta de conflicto: en 1997 fueron vendidos junto a otros lotes ubicados en el Dique 3. El comprador de esas parcelas fue el fallecido empresario televisivo Alberto González, que levantó el hotel Hilton en esa zona y cuyos desarrollo­s hoy son llevados adelante por sus hijas Paula y Silvana, esta última titular de la empresa Madero Este.

Por los silos había firmado un boleto la Fundación Banco Patricios, cuya entidad bancaria matriz quebró poco después. Fuentes cercanas a Madero Este señalaron que, como la adquisició­n se dio en tales circunstan­cias, la operación quedó en un período de sospecha para la Justicia y se inhibió cualquier obra. Concretame­nte, se realizó una anotación “de litis”, que es una declaració­n en la que se advierte a posibles compradore­s que un lote está sujeto a una decisión judicial. Recién cuando esa medida cautelar sea resuelta por el juez, lo cual las mismas fuentes esperan que ocurra antes de fin de año, podrá ponerse en marcha algún proyecto que integre los silos a su entorno actual.

Es que en un barrio cuyo metro cuadrado promedio supera los US$ 7.400 y los edificios modernos son la norma, estos silos son ruptura. La Fundación Banco Patricios planeaba destinarlo­s a un centro cultural. Pero pasaron la quiebra, el cambio de dueños y hasta proyectos de convertirl­o en un centro comercial, un cine o un hotel boutique.

Hoy el destino de la mole sería más residencia­l que cultural: las mismas fuentes informaron a Clarín que hay una fuerte posibilida­d de que, una vez destrabado el litigio, lo que se levante sea un complejo de viviendas para aprovechar los 10.000 metros cuadrados construibl­es. Consultado­s por este diario, los representa­ntes oficiales de Madero Este prefiriero­n no hacer declaracio­nes.

Su ubicación es estratégic­a: están frente a la plaza Reina de Holanda y el Puente de la Mujer, muy cerca del centro porteño, y hasta se alinean con la Casa Rosada, la Plaza de Mayo y la

Las fachadas están protegidas por su valor histórico. En el interior planean edificar 10.000 m2.

Avenida de Mayo.

Al tener protección patrimonia­l histórica, sólo puede reciclarse su interior, mientras que las fachadas de

ben mantenerse intactas. De cualquier modo queda abierta la posibilida­d de que se construyan algunas ventanas, como ocurrió en espacios similares, como los Silos de Dorrego, en Colegiales, y Los Silos Hotel, en la ciudad de Santa Fe.

Lo que sí está confirmado es que esta estructura estará en medio de las competenci­as de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Detrás de ella, se arma el Parque Urbano, que ten- drá una impronta fiel a su nombre hasta en la elección de las disciplina­s: además de las acuáticas y el ciclismo, también habrá por primera vez breaking dance, escalada deportiva, BMX freestyle y básquetbol 3x3.

Delante de los silos, se disputarán las competenci­as de remo y canotaje, que tendrán un condimento especial: al situarse en los diques, los deportista­s deberán dar más de una vuelta, explicaron desde el comité organizado­r. Una inusual medida que demandó la autorizaci­ón previa de las asociacion­es internacio­nales de ambas disciplina­s acuáticas.

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JORGE SÁNCHEZ A la espera. Los silos pertenecie­ron a la Junta Nacional de Granos. Hay confianza en que se destrabe el litigio hacia fines de este año.

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