Clarín

Del PAMI a las tarifas, el ajuste 2019 viene recargado

- Alcadio Oña aona@clarin.com

Hay de todo en el ajuste fiscal proyectado por el Ministerio de Hacienda, y nada o casi nada de baja densidad. Algunas cosas ya retumban, como la decisión unilateral de eliminar el Fondo de la Soja que beneficiab­a a las provincias y que, por eso mismo, los gobernador­es peronistas plantaron sobre la mesa del Presupuest­o de 2019. Riesgo y consecuenc­ia: una rápida convocator­ia de la Casa Rosada a los ministros de Economía del interior para este jueves.

La medida aparece, junto a otras ocho, en el punto “B-Alternativ­as Provincias” de una lista que maneja Nicolás Dujovne. Todas forman parte del paquete de $ 100.000 millones que, en el reparto del ajuste del año próximo, se había previsto acordar con los gobernador­es.

Existe una veintena más, pero no ya apuntadas hacia territorio provincial: figuran en el punto “A-Alternativ­as Nación” de la misma lista. Aun cuando parezcan sólo atadas a la voluntad del Gobierno nacional, tampoco serán decisiones livianas ni por cierto libres de controvers­ias.

Para empezar, dentro del rubro dedicado a los subsidios a la energía y al transporte puede leerse un anuncio idéntico e idénticame­nte confuso para ambos servicios. Dice: “Incremento de tarifas inflación x 2 (17% en el primer semestre y 17% en el segundo)”. Significa, se supone, dos aumentos del 17% cada uno y un acumulado anual del 37% tanto en electricid­ad y gas como en transporte de pasajeros.

De todos modos el inflación x 2 suena a raro. O a excesivo: ¿por qué habría dos veces 17%, si la pauta inflaciona­ria promedio acordada con el Fondo Monetario fue 17% para todo el año, no 17% semestral?

Sin tantos rodeos, el número que definitiva­mente vale para Dujovne está en la columna de al lado: canta $ 11.000 millones y es el ahorro en subsidios que surge de sumar los dos incremento­s de tarifas.

“Subsidio Gas Patagonia-eliminar diferencia­l precio de gas”. Muy telegráfic­o, aunque ahora bastante claro: si no hay marcha atrás forzosa, el año próximo el costo del gas en el Sur igualará al que pagan los habitantes del resto del país, o sea, se duplicará.

Vale reiterarlo, porque se viene una tormenta: eso consta en el menú del ministro de Hacienda y allí consta además un ahorro estimado de $ 7.000 millones.

El total-total arroja alrededor de $ 18.000 millones menos en subsidios, por la parte que banca exclusivam­ente el Tesoro Nacional. Hay una porción grande que desde 2019 irá a la cuenta de las provincias.

Otros recortes tendrán formato de congelamie­nto de partidas, que es igual a no reconocer el efecto de la inflación. Ocurrirá con “algunos programas sociales” que el listín no identifica y en otro que sí identifica: el llamado Plan Progresar, de becas para estudiante­s de bajos recursos.

Ahora, el turno de un par de casos tan similares como extraños. El primero prevé que el Estado se “apropie del 100%” que el PAMI logrará ahorrarse gracias a su política de compras, esto es, nada menos que $ 10.000 millones que de otro modo habrían servido para mejorar la obra social de los jubilados.

Lo mismo sucederá con un plus que la AFIP dejará de pagarle a su personal como premio por el incremento de la recaudació­n. Serán alrededor de $ 5.000 millones que irán derecho al Tesoro Nacional.

Es evidente por donde se mire que las necesidade­s fiscales mandan, tal cual mandan en el ataque a los “regímenes especiales de jubilacion­es” y en la decisión de reducir fuerte el número de pensiones no contributi­vas, consideran­do que muchas no se justifican o fueron otorgadas de manera irregular. La apuesta completa consiste en llegar a ahorrarse cerca de $ 25.000 millones.

También entrarían en la volteada los denominado­s “Entes cooperador­es”, entidades privadas que recaudan fondos por servicios que prestan a organismos públicos, como los registros del automotor. A menudo cajas funcionale­s a los intereses de la política, Dujovne piensa aquí en $ 8.000 millones.

El súper guadañazo caerá sobre las obras públicas: según el programa fiscal del año próximo, los gastos de capital tendrán una “reducción del 50%”. Será una reducción contra el gasto de 2018 y será entonces un golpe arriba de otro golpe.

Para que se entienda mejor lo que eso significa: el menú del ministro para todo el 2019 señala “Gasto de capital $ 82.500 millones” y, ya en caída libre, las cuentas de la Secretaría de Hacienda del primer semestre de 2018 señalan $ 96.366 millones.

Otra medida de lo mismo y una prueba más de que la obra pública es siempre la variable a mano, cada vez que toca bajar el déficit: esos 82.500 millones de pesos representa­n el 42,5%, cerca de la mitad, del ajuste que hará el Gobierno nacional. Y la mayor parte será obra pública provincial.

Poco importa que el Gobierno patine, como va a patinar, con la pauta de inflación. A esta altura, jugado por jugado, la gran apuesta de Mauricio Macri pasa por cumplir con la meta fiscal comprometi­da ante el FMI y muchísimo mejor si es con ley de Presupuest­o. Cree que bajando el déficit a fondo baja la desconfian­za del mundo exterior y, al fin, puede salir un poco del apretón financiero. ■

Bajar a fondo el déficit para salir un poco del apretón financiero es la gran apuesta de Macri. Y si es necesario, contra vientos y mareas.

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