La balearon en un robo, perdió a su beba y ahora asaltaron el mismo local
Amenazaron con un cuchillo a su prima. “Me hizo revivir lo que pasó hace cinco años”, explicó.
Hace cinco años, Mery Vidal Borda (35), dueña de una verdulería y almacén en Berisso, recibió un disparo en la panza. Por ese ataque murió la beba de siete meses y medio que gestaba, que se iba a llamar Sofía. El caso terminó con dos condenados: uno a perpetua y el otro a 25 años de prisión.
El último fin de semana, su local volvió a ser blanco de la inseguridad. Ladrones asaltaron el comercio, que en ese momento estaba siendo atendido por su prima. Y los fantasmas de aquel trágico robo, ocurrido en 2013, resurgieron en la vida de Vidal Borda. A tal punto que su marido, Wilder Alvarez Gutiérrez (36), contó: “Hay muchos robos en la zona y la empleada está asustada. Mi señora no está más en el negocio, no quiere hablar, no quiere saber nada con revivir todo lo que le pasó hace cinco años”.
El último robo ocurrió el último sábado, a la 14.30, en el negocio ubicado en calle 21, entre 167 y 168. Vidal Borda había salido del local para hacer unas compras apenas unos minutos antes de que entraran los dos delincuentes encapuchados, a los que sólo se le veían los ojos.
Uno de los ladrones se quedó de campana en la puerta del comercio mientras su cómplice amenazó a la empleada con un cuchillo. “Le gritaba: ‘ Dame la plata, dame la plata’. En-
tonces, nuestra prima le pidió que la tomara de la caja registradora. El delincuente pasó al otro lado del mostrador con ese objetivo, pero no consiguió abrirla. Entonces, robó a la pasada botellas de bebidas alcohólicas y huyó con su compañero”, relató Vidal Borda en diálogo con el diario El Día de La Plata, pocas horas después del asalto.
La empleada no pudo volver a trabajar desde entonces por miedo. Y Vidal Borda, tristemente, conoce muy bien ese sentimiento: “Lo que le sucedió me dejó shockeada, porque me hizo revivir lo que me pasó hace 5 años... Me hizo sentir la preocupación de que algo así puede pasar en forma permanente”. La mujer sospecha que el robo pudo haber sido cometido por integrantes de la misma banda que asaltó a ella en 2013.
Esa sensación de desprotección es la que la lleva a evitar estar mucho tiempo en la verdulería. “Casi siempre me quedo en mi casa (a pocos metros del local) haciendo las tareas domésticas. También acompaño a mi hija de 6 años a la escuela. Igual en el negocio suelen estar también mi papá y mi esposo”, contó. ■