“Los políticos deben olvidar sus ambiciones personales ...”
La delincuencia constituye una amenaza constante para la sociedad. Frente a esta problemática, cabe preguntarse ¿cuáles son las causas que mueven a un individuo o a una organización de individuos a terminar con la vida de sus semejantes, a exhibir un arma para matar a quien ni siquiera se resistió ante un hecho de robo? Son varias las causas, por cierto. Se discute, frecuentemente, si la delincuencia es heredada, si una persona que desarrolla su vida entre familiares que delinquen en un futuro próximo adoptará esa modalidad. A mi juicio, no. Sin embargo, creo que puede existir cierta inclinación biológica que posibilite hechos de irracionalidad y vandalismo.
A mí me parece que los problemas de la delincuencia radican en el orden sociológico, o sea que influyen las desigualdades sociales, la desintegración familiar, el consumo de estupefacientes o de alcohol, la baja autoestima, la ausencia de cariño, la falta de escolarización, las dificultades para acceder a un empleo... es decir, prevalecen indicadores preocupantes en la vida humana.
Para empezar, al menos a disminuir este flagelo, es indispensable la presencia del Estado y del poder político. Si una persona es incluida y no marginada del sistema, seguramente no cometerá robos ni homicidios, no caerá en el consumo de drogas. Sin embargo, para lograr eso, los políticos deberán olvidar sus ambiciones personales. Y ese es un tema del cual muchos prefieren no hablar. Marcelo Malvestitti marcelo.malvestitti@gmail.com