Clarín

San Lorenzo Recuperó la ilusión

Levantó su nivel y le ganó 3-1 a Nacional, de Uruguay, en la ida por octavos de la Sudamerica­na.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

Necesitaba creer en sus propias fortalezas después de llegar a esta instancia por la ventana reglamenta­ria. Requería un funcionami­ento convincent­e luego de tantos padecimien­tos en el juego colectivo. Urgían respuestas desde el banco tras los cuestionam­ientos a ese ídolo que gritaba goles en la década del noventa pero genera montones de dudas vestido con saco, camisa y corbata. Todo eso precisaba San Lorenzo en esta noche de copas. Ganar y espantar el clima negativo, como dijo Claudio Biaggio. Lo consiguió ante Nacional de Montevideo, nada menos. Y dejó buenas sen- saciones de cara a la revancha del 26 de septiembre del otro lado del Río de la Plata.

Cuenta San Lorenzo con un jugador decisivo. Nicolás Blandi es el optimista del gol azulgrana. Hace el trabajo sucio y tiene frialdad en el área. Su contundenc­ia, esta vez, fue acompañada por pasajes de juego atildado. Y cuando Nacional acarició el empate y empezaban a fluir los fantasmas del partido ante Lanús, Marcos Senesi metió un pase largo y Ocampo bajó a Gudiño. El artillero no perdonó. Y el Ciclón liquidó el duelo ante el coloso uruguayo.

Había que animarse a gambetear. A terminar con las ataduras que proponía un sistema sin variantes. Y eso hizo Botta en el arranque. Se rebeló. Y encaró hacia adelante, sin temor a los duros marcadores uruguayos. Lo trabó Jorge Fucile y la pelota derivó en Elías Pereyra. El pibe cambió de frente con un centro espectacul­ar que sobró a Espino. Reniero la mató con el pecho y mandó el centro atrás. El rebote en Erramuspe descolocó a Conde. Y San Lorenzo se puso en ventaja, con justicia. Por la fortuna de esa carambola. Porque, de una vez por todas, ahuyentó sus inhibicion­es.

Nacional tomó el protagonis­mo de entrada. Se hizo fuerte con la tenencia aunque no tuvo profundida­d. Buscó por afuera con Sebastián Fernández y Viudez, pero no logró penetrar en el área de Navarro. Dos tiros de media distancia, uno de Papelito y otro del ex River, fueron los únicos sustos que pasó San Lorenzo. El gol en contra de Erramuspe lo liquidó.

Y resultó el impulso que San Lorenzo necesitaba. Porque a partir de ese momento, el equipo se liberó de presiones. Se recargó de confianza. A bordo de un 4-2-3-1, con Blandi como referencia de área, Reniero detrás suyo, Botta a la derecha y Mouche a la izquieda, empujó a Nacional contra su arco. Hubo una virtud en este esquema de Biaggio. Ninguno tuvo posiciones fijas. Y Botta mostró que se siente más cómodo y tiene mayor influencia cuando se vuelca por el medio, en la ruta del viejo enganche. Lo dejó claro en el gol. También, cuando asistió a Reniero, que intentó definir por encima de la cabeza de Conde y encontró a Fucile salvador en la línea.

Nacional empezó a perder los duelos individual­es en el centro de la cancha. Creció Poblete para cortar los avances charrúas y corregir las im- perfeccion­es de sus compañeros, entre ellos Rojas, Senesi y Pereyra. Y si fallaba el mendocino, ahí estaba Coloccini para anticipar. San Lorenzo era superior. Y Blandi imprimió su sello goleador después de una guapeada de Salazar para cerrar el primer tiempo holgado y viajar con tranquilid­ad al descanso.

San Lorenzo tenía que cerrar el partido. Pero Conde le ahogó el grito a Salazar. Y Nacional se encontró con un penal. Se apuró el pibe Pereyra, pecado de juventud e inexperien­cia en el apuro, y lo bajó a Oliva. Fue tan claro el penal que hubo más lamentos que quejas. Bergessio cumplió con la ley del ex. Y las tribunas empezaron a murmurar y a sacar cuentas: no era lo mismo ir con dos goles de ventaja a Montevideo que habiendo recibido uno. A puro centro intentaron los uruguayos. Nunca fueron claros. Y el penal de Blandi le bajó la persiana al primer mano a mano.

San Lorenzo ganó en la cancha, como se le demandaba después de clasificar­se gracias a los errores administra­tivos de Temuco. Creyó en sí mismo. Jugó bien. Y terminó con la mala onda, esa que desesperab­a tanto a Biaggio. ■

 ?? MARCELO CARROLL ?? El desahogo. Blandi acaba de convertir el penal y de poner el 3-1 que le da aire a San Lorenzo para la revancha en Montevideo.
MARCELO CARROLL El desahogo. Blandi acaba de convertir el penal y de poner el 3-1 que le da aire a San Lorenzo para la revancha en Montevideo.

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