La ex presidenta hizo un alegato: “No me arrepiento de nada de lo que hice”
En su defensa, dijo que es víctima de “una estrategia regional”. Y que los empresarios arrepentidos “mienten”.
Fueron 45 minutos y 42 segundos. Pura munición contra el juez Claudio Bonadio -al que calificó de “títere”-, los peronistas no K, los empresarios “arrepentidos” y, con metralla variada, contra Mauricio Macri.
Desde su banca de senadora, Cristina de Kirchner desplegó una defensa política que quiso ser, además, una defensa jurídica contra las causas - recordó que tiene seis- en su contra.
“No me arrepiento de nada de lo que hice. No me van a hacer arrepentir, si creen que con los bonadios, los desafueros, no”, dijo la ex presidenta, y se presentó como la primera integrante del Senado cuyas propiedades serán allanadas. Refutó varios: como antecedente el caso de Emilio Cantarero -en referencia a uno de los acusados de la Banelco en el 2000-, mencionado por algunos.
Martilló sobre la idea de una persecución política y judicial contra su figura. Encendida, visiblemente molesta con otros miembros del Senado, los interpeló varias veces. “¿En serio creen que la cartelización de la obra pública empezó en 2003? ¿En serio creen eso?”.
Hizo menciones puntuales. Citó a Enrique Pescarmona, sin nombrarlo habló de Carlos Wagner, ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción. “¿Creen que lo llamó un ministro y le explicó cómo tenía que hacer para cartelizar la obra pública?”, dijo sobre las dichos del empresario. En esa ráfaga incluyó en el club de la obra pública a Mauricio Macri, que “no es Konrad Adenauer”.
“Es el hijo de Franco, el primero hermano de Angelo Calcaterra y el amigo del alma de Nicky Caputo” enumeró Cristina que, sobre el final, también le apuntó a la vice Gabriela Michetti, por la causa de los “bolsos”. “¿A usted le allanaron la casa?”, la incomodó.
Tuvo, también, una parrafada larga sobre la denuncia de Gabriel Romero, el empresario de EMEPA que dijo que pagó 600 mil dólares para que le firmen un decreto para le extensión de la concesión de la Hidrovía. En ese renglón, se defendió con el argumento de que ese decreto pasó, antes, por varios organismos entre ellos la Procuración del Tesoro, la Sindicatura y por una comisíón del Senado donde, dijo, logró la aprobación por “unanimidad” a pesar de la “implosión del peronismo” por la guerra gaucha.
A sus pares les reprochó, también, que durante el “mayor escándalo institucional” -así llamó a los sobornos de la Banelco-, el Senado no aceptó allanamientos sino una “inspección ocular”. En su largo discurso, la ex presidenta recordó el escándalo por los aportes “truchos” de Cambiemos en provincia de Buenos Aires, fondos que fueron a la campaña de “dos senadores que están sentados acá”, en referencia a Esteban Bullrich y Gladys González.
“Que raro: los empresarios aportan a los populistas y los de la AUH le aportan a ustedes”, ironizó la senadora. Y apuntó a Bonadio, a quien definió como “un títere”, al fiscal Carlos Stornelli. “¿Creen que los que están hablando como arrepentidos están diciendo la verdad?”, interrogó luego de plantear que tanto el juez como el fiscal, amenazan a los acusados. “Mienten para salvarse”, se respondió. “Escuché a un letrado que decía que están amenazando y les hacen decir cualquier cosa”, aseguró. En el frente judicial, apuntó a “los cuadernos de Centeno” y puso el foco respecto a que dos empresarios que aparecen citados en otras causas, no figuran allí: ni Lázaro Baez ni Cristóbal López.
“Tengo la certeza que cuando armaron eso, esos empresarios ya estaban presos. No era necesario ponerlos”, aseguró y volvió a pedir una auditoria general de toda la obra pública durante sus gobiernos. Mencionó la existencia de “una maniobra regional” para dañar a gobiernos populares y citó el caso de Lula, tema sobre el que criticó a Miguel Angel Pichetto, a quien le dedicó varias frases. Entre ellas, que “por más que yo no esté, algunos no podrían ganar una elección por el voto popular”, le dedicó al flamante precandidato presidencial.
También le apuntó al vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, a quien atribuyó haber “armado” la devaluación del peso el 13 de diciembre. “Nosotros vamos a juicio por el dólar futuro pero ustedes devaluaron y cobraron el dólar futuro”. ■