Resignados, los aliados de Cristina se dedicaron a defender los fueros
Se anticiparon a resistir un eventual pedido de desafuero. Apuntaron contra el Gobierno y contra el juez Bonadio.
“Los fueros tienen que ver con la libertad de la persona. No nos podemos dejar llevar por las masas que piden cosas”, arrancó el ex gobernador misionero, Maurice Closs, para romper rápidamente el hielo de la histórica sesión que habilitó por primera vez el allanamiento de las propiedades de un ex mandatario.
El ex radical K fue uno de los senadores que si bien juegan por afuera del Frente para la Victoria, en el caso de los pedidos de allanamientos fueron funcionales a la estrategia de negar el quórum en los dos primeros intentos para tratar tema.
En la argumentación, coincidió con el kirchnerismo duro en basar sus argumentos en la defensa de los fueros, como si se tratara de una jugada de anticipación al eventual pedido de desafuero de la ex presidenta de parte del juez federal Claudio Bonadio en el escándalo de los cuadernos.
Idéntica actitud asumió el formoseño José Mayans, representante en el recinto del sector del PJ Federal que resistió más de dos semanas el pedido de allanamiento de Bonadio, a contramano de lo que pregonaba el jefe de esa bancada, Miguel Pichetto.
“El fuero es constitucional y yo soy un defensor del fuero. Hacen falta los fueros. Porque un senador que es vulnerable a presiones no puede votar a conciencia. Acá votamos leyes que son fundamentales y que son de interés para todos los argentinos. El fuero es lo único que proteje a los legisladores”, indicó.
Mayans también responsabilizó a Mauricio Macri de estar detrás de las investigaciones por corrupción que acechan a la ex presidenta. “Esto sale cuando el Gobierno se desploma para contener la caída”, dijo. Y alegó que “tuvo éxito, porque en los medios se habla más de lo que pasó hace diez años más de lo que sucede ahora. Pero al gente no es ton ta”. A la vez, puso en duda la imparcialidad del juez Bonadio, convertido el punching ball preferido del kirchnerismo y sus aliados. “Si tenés plata, arrepentite que salís tranquilamente”, dijo, en referencia a los empresarios excarcelados en el caso de los cuadernos. “Hay un abuso de la prisión preventiva”, agregó, al salir en defensa de los ex funcionarios K en esas condiciones.
A su turno, el jefe del bloque radical, Angel Rozas, lanzó una advertencia ante la andanada opositora contra la investigación judicial. “La sociedad cree que funcionamos con criterios corporativos”, indicó. Y sostuvo que “esto está provocando un desgaste institucional”. Siguió diciendo que “nosotros no estamos acá para defender a un juez. Pero qué hubiera hecho otro juez si a los acusados hay que pegarles para que se callen”, provocando risas en la bancada oficialista.
Poco antes, el jefe del bloque de Undiad Ciudadana, Marcelo Fuentes, había tratado de descalificar la investigación de Bonadio asegurando que su actitud apunta a instalar “la Justicia como prolongación de la política”, asimilando la frase a la de Claude Von Clausewitz acerca de la guerra como continuación de la política.
La defensa de esa postura llegó imprevistamente de un histórico opositor del kirchnerismo, Fernando Solanas. El senado de Proyecto Sur se sumó a la descalificación de la causa que lleva adelante Bonadio, al sostener que “el periodista (por Diego Cabot) le llevó la denuncia de los cuadernos a un fiscal amigo (por Carlos Stornelli) y el fiscal buscó un juez amigo”.
Ya la camporista de Santa Fe, Marilín Sacnun, había dicho que “estamos ante un caso de ‘ forum shopping’, donde se elije a un juez según la conveniencia”. Y opinó que “se están violentando las inmunidades parlamentarias”. Por su lado, la rionegrina Silvina García Larraburu indicó que “hay un dato que quiero compartir. La ex presidenta estuvo dos años sin fueros. 730 días. Qué pasó con la justicia en este tiempo. Pasaron más de nueve años”.
El discurso de la kirchnerista chaqueña María Pilatti Vergada fue el más explosivo. “Bonadio, escaneate la cabeza”, dijo. Y vinculó al Gobierno con la marcha del martes contra los fueros de Cristina: “Quieren quedar bien con las señoras gordas”. ■