Lo más difícil no es hacer otro
El año pasado había trascendido la posibilidad de que River conseguiría unos terrenos que dan al Río de la Plata y que pertenecen a las Fuerzas Armadas, a unas 6 cuadras del Monumental, detrás del Espacio de la Memoria y los Derechos Humanos (ex ESMA), cruzando la Avenida Cantilo, a escasos metros del Parque de los Niños. Sin embargo, quedó casi descartada porque parte de esas tierras serían utilizadas por la Ciudad para trasladar allí al Tiro Federal.
Ante esa situación, tomó fuerza la chance de construir un nuevo estadio en el mismo predio del club: así lo hicieron algunos clubes europeos como Tottenham y Athletic Bilbao. Si River toma ese camino se edificaría a pocos metros del Monumental pero con una planificación detallada para que recién se deje de jugar en el actual estadio una vez que el nuevo esté listo para ser habilitado.
“La idea es tener un estadio con los requerimientos de la FIFA para más de 80 mil personas sentadas y que sea techado”, adelantó Taratuty. Es que también se proyecta en la chance de que se celebre el Mundial de 2030 en la Argentina (junto a Uruguay y Paraguay), y que el estadio pueda ser sede del partido inaugural o de la final. Hoy River tiene espacio para 66 mil personas y en la mayoría de los partidos queda mucha gente sin entrada.
Para Jorge Aslan no habría razones para cambiar de estadio. Aslan es arquitecto e hijo de José Aslan, quien junto a Héctor Ezcurra llevaron adelante el diseño del Monumental en la década del ’30, tomando como referencia el Coliseo de Roma. “El Monumental es un estadio viejo pero no es un estadio enfermo. Se puede remodelar. No va a tener problemas de seguridad, siempre y cuando se hagan reformas y mantenimiento”, afirmó en diálogo con este diario.
Una opinión diferente tiene el arquitecto Agustín García Puga. “Reformular el Monumental para transformarlo en un modelo que cumpla las normas exigidas por FIFA es una tarea que resulta tan ambiciosa como infructuosa porque estamos hablando de una estructura de ocho décadas”, manifestó el especialista en arquitectura deportiva. Y añadió: “Es aconsejable construir un estadio nuevo antes que transformar y ampliar el existente por todos los potenciales problemas que pueden surgir”.
¿Cómo se financiaría? Lo contó D’Onofrio: a través de créditos blandos, a largo plazo e inversores externos. También, con la preventa de palcos y el naming, es decir financiación a cargo de una empresa que luego tendrá el derecho de poner su marca en el nombre del estadio. ■ Editor del Suplemento ARQ de Clarín
Aunque parezca mentira, hacer un estadio de fútbol no es nada caro dentro de los enormes presupuestos que manejan los clubes más grandes del fútbol argentino. Aún teniendo en cuenta que los buenos estadios, esos que no conocemos en la Argentina, pueden costar el doble de los que sí conocemos en la Argentina. Así y todo, en términos de dinero construir uno es posible, pero no es una tarea fácil por motivos urbanos y simbólicos.
Boca, por ejemplo, hace décadas que necesita uno dos veces más grande que la Bombonera, sin embargo, no encuentra un lugar que dé la talla de sus ambiciones y que resuelva sus conflictos afectivos. Un ejemplo claro es el de San Lorenzo que todavía vive como un exilio su traslado al Bajo Flores y sueña con volver a Boedo. Ubicaciones como las de River, aún Boca o la que tenía el Viejo Gasómetro de San Lorenzo son irrepetibles, aunque carezcan de la infraestructura que merecerían para que el estadio funcione bien. Junto a Vélez, River debe ser el club porteño que tiene la mejor situación urbana, aunque no deja de ser conflictiva. Cada partido en el Monumental implica un singular problema de tránsito y movilidad en el barrio y en la ciudad toda. Aún utilizando la misma locación de hoy, un nuevo estadio en esa parte del límite entre Belgrano y Núñez necesitaría una habilitación nueva, y eso no es sólo un trámite. Esa habilitación requeriría de audiencias que abrirían polémicas y debates más allá de lo conveniente.