“El tango es una danza”
El gran bandoneonista estrena mañana “Ciudad caliente”, en el CCK. Y recuerda a Piazzolla con cariño.
Daniel Binelli es sin duda uno de los bandoneonistas que trascendió las fronteras del tango. Integrante, en el pasado, de las orquestas de Osvaldo Pugliese y del New Tango Sextet, de Astor Piazzolla, el músico, que desarrolla una intensa actividad como compositor de obras de tono académico en las que no faltan sus raíces tangueras, estrenará este viernes, a las 20, en el CCK, su obra Ciudad caliente, junto a la Orquesta Nacional de Música Juan De Dios Filiberto, que festeja sus 70 años de vida, dirigida por el venezolano Francisco Noya.
Respecto de Ciudad caliente, Binelli señala a Clarín que si bien se grabó con la Sinfónica de Praga, el viernes será su estreno en concierto. “Es una obra para solistas con orquesta sinfónica y tiene tres movimientos. El primero está vinculado al tango por los colores y cierta rítmicas, pero con elementos de la música contemporánea; el segundo, es un adagio melancólico que permite el lucimiento del violín, el chelo, el piano y el bandoneón; y el tercero es una derivación del ritmo de milonga caliente, con elementos de música contemporánea”. -¿Cuál es la temática de la obra?
-La obra es lo que soy: un hombre del tango, que luego continuó con la música clásica y después con la contemporánea. Pero que también incluye, por ejemplo, elementos del jazz, ya que viví 18 años en Nueva York. Me establecí allí en 2000, hasta junio último, y ese tiempo se percibe como una influencia en mi escritura. Ciudad caliente es mi propia historia, es decir del tango hacia otras músicas, hacia otras técnicas.
Nacido en Quilmes en 1946, a los 9 años el músico adoptó el bandoneón como su propia voz, y a los 14 años Piazzolla ya era su ideal de instrumentista. “Por esa época saqué de oído el tema Marrón y azul, y a los 16, a raíz de que gané un concurso en televisión con una de sus obras, Picasso, Astor me invitó a su casa donde conversamos e iniciamos una relación que culminó con mi incorporación al New Tango Sextet, en 1989".
Antes, en 1968, se había integrado a la orquesta de Osvaldo Pugliese, donde también fue arreglador. Además participó de la orquesta de Atilio Stampone, fundó el Quinteto Guardia Nueva, Generación Cero y Tango 7. La influencia de Piazzolla era evidente en términos de exploración armónica y rítmica, sin descuidar el espíritu de la tradición.
A mediados de los '90 grabó con Gary Burton un homenaje al autor de Adiós Nonino, tocó con Paquito D’Rivera y recibió el Premio Konex de Música Popular por su trabajo Piazzolla Hoy. Desde me- diados de 2000 formó un dúo con la pianista Polly Ferman (su compañera de vida), con quien hace obras de Piazzolla, Cobián, Ginastera y René Vargas Vera, entre otros. Binelli grabó más de 50 discos y es un compositor prolífico con piezas como Grasa y cemento, Metrópolis, Tango, baile nuestro yUn bandoneón en París.
-Un aspecto importante son sus composiciones para baile.
-Sí, el tango nació como danza. Es una de las pocas que se bailan con abrazo. Yo lo bailo y creo que todo músico de tango lo debería saber bai- lar para conocerlo. El tango es una danza, y no se jode con eso.
--De joven quería tocar como Piazzolla. ¿Cómo fue su relación cuando entró el sexteto?
-Fue una experiencia en directo con él, un artista con muchas convicciones y honradez, que cuidaba y respetaba a sus músicos. Me enseñó mucho esa gira que hicimos por Europa, donde aprendí más que en cualquier conservatorio. Recuerdo que en el último concierto que hicimos, en Ginebra. Miles Davis estaba tocando por ahí y Astor quiso invitarlo al concierto. La manager inglesa le contó que Miles no podía, pero que sus músicos sí, y le dijo: “No, sus músicos no me interesan”. ■