Clarín

La vigilia en Juncal y Uruguay, un duelo entre vecinos y militantes K

Grieta. Grupos diversos se apostaron en la esquina de Recoleta donde vive la ex presidenta, a la espera del final del allanamien­to. Hasta hubo turistas y selfies.

- Gonzalo Herman gherman@clarin.com

En la esquina de Juncal y Uruguay está el café Melody. Uno de sus habitués era Néstor Kirchner: iba desayunar ahí de vez en cuando. Ocho años después de la muerte del ex presidente, el local, ubicado en diagonal al departamen­to de Cristina Kirchner, se convirtió en un búnker de periodista­s que esperaron durante largas horas el resultado del allanamien­to a la senadora imputada en la causa de los cuadernos de las coimas.

El clima en esa zona porteña de Recoleta, habitualme­nte tranquila, se fue poniendo tenso a lo largo de la jornada. De a poco, la esquina se llenó de curiosos y militantes kirchneris­tas y antikirchn­eristas, que miraron desde la mañana cómo crecía el operativo de policías ordenado por el juez Claudio Bonadio.

A medida que se acercó el mediodía, la calle comenzó a agrietarse. La aparición de las siete camionetas de la Policía Científica y de la brigada de la Policía Federal encendió las pasiones de uno y otro lado. Los movileros de los medios televisivo­s corrieron una y otra vez apurados para conseguir la mejor toma de los agentes, vestidos con mamelucos blancos y con portafolio­s en las manos, listos para realizar el peritaje.

Un grupo de militantes K los silbó y les gritó "aguante Cristina", mientras vecinos del barrio intentaban meter bocado con opiniones anticorrup­ción, en medio de los cánticos de los simpatizan­tes kirchneris­tas.

El momento más caliente del operativo arrancó luego del mediodía. En la calle, grupos de militantes y vecinos se trenzaron varias veces en trifulcas verbales cada vez más intensas.

"Porota es una chorra. Merece estar presa", gritó una mujer con un perrito cocker a su lado. "Que devuelva los dólares", se suma otro señor que recién salía de su casa para ver qué pasa. "Callate gorila. Hijo de puta. Oligarcas de mierda. Son una bolsa de bosta", les respondió un militante desde la vereda de enfrente.

Con el correr de los minutos, las peleas entre uno y otro grupo se hicieron más violentas y se multiplica­ron. "La gente que roba tiene que ir presa", comentó en voz alta una vecina, cuyas palabras provocaron la furiosa respuesta militante. "Ustedes exhalan mierda pura", la increpó un chico, quien siguió cantando consignas contra Bonadio y Mauricio Macri.

Al final de la tarde más militantes llegaron al lugar y los aplausos, carteles y cánticos a favor de la ex mandataria se amplificar­on. Varios oradores, con imágenes de Néstor y Cristina Kirchner a su lado dieron discursos encendidos sobre la situación económica y le reclamaron a Bonadio que "investigue las cuentas offshore de Macri".

En medio del tumulto, los debates virulentos en la vereda entre antis y ultras, el operativo policial y los bocinazos de los colectivos que trataban de circular a toda velocidad por Uruguay, emergieron incluso algunos turistas curiosos. Como Carlos y Anna, de San Pablo, quienes aprovechar­on para presenciar lo que ellos calificaro­n como "un hecho histórico". Según Carlos, "esto es igual a lo que ocurrió con Lula en Brasil".

Manuel, de España, tampoco quiso perderse el operativo y preguntaba a todo el mundo sobre la frase de Alfredo Casero "quiero flan". "¡Pues qué quiere decir, coño!", interrogab­a a quien tenía al lado. ■

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ENRIQUE GARCIA MEDINA Hinchada. Grupos kirchneris­tas, vecinos y curiosos frente al inmueble allanado.

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