La Iglesia de Irlanda, una historia de abusos, esclavas y adopciones ilegales
Vaticano. El papa Francisco inicia mañana una visita de alto riesgo. Llega a un país católico, en el que la institución tiene una larga y negra lista de acusaciones.
El Papa inicia el sábado una visita de riesgo. Llega a una Iglesia católica de Irlanda que se situó desde los años 1980 en el centro de varios escándalos estremecedores, como abusos sexuales, adopciones ilegales o casos de niñas reducidas a esclavas. Francisco se reunirá con algunas víctimas en su primera visita a un país que vio cómo la institución se tambaleaba en los últimos años envuelta en acusa- ciones. Los líderes de la Iglesia católica irlandesa están acusados de haber encubierto a cientos de curas sospechosos de haber abusado sexualmente a miles de niños durante varias décadas. Las primeras acusaciones aparecieron en los años 1980, en el inicio de una ola de revelaciones que acabaría siendo mundial. Estas darían lugar a varias investigaciones y a juicios civiles y penales.
“Los abusos sexuales eran endémicos en las instituciones para niños”, estableció una comisión de investigación, encargada por el gobierno, que estudió el período entre 1936 y finales de los años 1990. “Las autoridades religiosas sabían”, afirmaron los investigadores, pero “el problema fue tratado con procedimientos disciplinarios internos”.
El gobierno estableció un dispositivo público de compensaciones financieras para las víctimas, al que se dirigieron más de 14.500 personas. La Iglesia Católica de Irlanda, tras varios escándalos, estableció en 1996 un procedimiento interno detallado que pedía que tales actos fuesen sistemáticamente “denunciados a la policía”. A partir de 2008 desveló una serie de investigaciones internas que revelaron acusaciones de abusos sexuales, cometidos desde 1975, por al menos 85 curas. Y entre 1992 y 1996, más de 10.000 niñas y mujeres trabajaron gratuitamente en lavanderías, explotadas comercialmente por religiosas católicas. Las internas, apodadas las “Magdalene Sisters” (Hermanas de la Magdalena), eran principalmente niñas que habían quedado embarazadas fuera del matrimonio o que tenían un comportamiento considerado inmoral, especialmente víctimas de violación o prostitutas.
En 2013, las autoridades irlandesas publicaron un informe de 1.000 páginas sobre estos comportamientos, que llevaron al primer ministro de entonces, Enda Kenny, y a las congregaciones religiosas a presentar disculpas públicas. En más de una cuarta parte de los casos, el Estado era responsable de haber enviado a estas mujeres a estas lavanderías.
En 2015, el gobierno irlandés abrió una comisión para investigar 18 centros de nacimiento que acogían a jóvenes madres solteras, para examinar su “alta tasa de mortalidad” de recién nacidos. Esta investigación continuaba el trabajo de una historiadora, Catherine Corless. Según ella, cerca de 800 niños nacidos en uno de estos centros de nacimiento, el hogar St. Mary de las Hermanas del Buen Socorro de Tuam (oeste de Irlanda), habían sido enterrados en una fosa común, entre 1925 y 1961.
Los certificados de defunción establecían que estos niños murieron por malnutrición y enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y el sarampión. En 2017 se halló una “gran cantidad” de restos de niños.
En 2014, el premier Kenny calificó “de abominación” la manera en la que se había tratado a estas jóvenes y lamentó que sus hijos hubiesen sido considerados como “subespecies inferiores”. En los últimos años, varias investigaciones revelaron el alcance de las prácticas de adopciones ilegales de niños nacidos de mujeres solteras, llevadas a cabo por el Estado irlandés con la complicidad de la Iglesia. Una investigación a una agencia de adopción, la St Patrick’s Guild, administrada por la congregación de las Hermanas de la Caridad, estableció en mayo que se habían falsificado al menos 126 certificados de nacimiento entre 1946 y 1969, y se hacía figurar en ellos a los padres adoptivos de los niños como sus padres biológicos. El primer ministro Leo Varadkar pidió disculpas en nombre del Estado, y consideró que estas revelaciones constituían “un nuevo capítulo oscuro de la historiaoria del país”. ■