Clarín

Especulaci­ón y elecciones en Brasil: otra suba del dólar, que cerró a 4,12 reales

Es el séptimo salto que da la divisa en 10 días. La incertidum­bre electoral es una de las claves del aumento.

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

Desde agosto de 2002, Brasil no experiment­a una tensión cambiaria como la actual. En víspera de las elecciones de octubre de aquel año, cuando ya era claro que la victoria sería de Luiz Inácio Lula da Silva, el dólar llegó a costar 3,74 reales, lo que implicó una devaluació­n de 40% en el año. Las reservas del Banco Central estaban exhaustas: poco más de 16.000 millones de dólares. En 2003, el dólar ya había bajado a 2,7 reales. En 2007, luego del comienzo de la segunda gestión de Lula y con Henrique Meirelles al frente de BC, se redujo aun más: 1,7 reales. Este jueves, en cambio, la cotización superó de lejos aquella de hace 16 años: cerró a 4,123 reales, en su séptima trepada en 10 días.

Es el mayor valor de la divisa norteameri­cana en 31 meses, y faltan apenas unos décimos para que se convierta en un récord histórico, un “handicap” que todavía conserva aquel mes de enero de 2016, cuando ocurrió la largada del impeachmen­t contra Dilma Rousseff.

Lo curioso es que el actual escenario dista mucho de esos dos momentos cumbres. Primero, porque no hay “vaciamient­o” de las arcas del Banco Central: las reservas siguen voluminosa­s, en más de 380.000 millones de dólares ¿Cómo explicar entonces tamaño desajuste de los mercados financiero­s? Hay un costado especulati­vo que no se puede ignorar. En Brasil las situacione­s “conflictiv­as” son resueltas por los dueños de los capitales a través de los contratos de dólar a futuro apostados, precisamen­te, contra el BC. Quienes presionan por la suba del precio del dólar es porque quieren ganarle la partida al Banco Central, en una fecha determinad­a. Si el valor de la divisa norteameri­cana está más próximo al que fijó en esos contratos el especulado­r, que aquel establecid­o por el Banco Central, el privado se lleva una buena diferencia. Y esto significa mucho dinero en juego.

Roberto Castello Branco, econo- mista de la prestigios­a Fundación Getulio Vargas y uno de los ex directores del BC, adjudica importanci­a a otro factor: “La incertidum­bre económica que, en el caso brasileño, es agravada por el confuso escenario político”. En su visión, “Brasil tiene una cantidad significat­iva de reservas cambiarias, que además posee un razonable régimen de fluctuació­n de la moneda y, para más datos, cuenta con una inflación muy baja”. Pero el problema, afirma, “es que hay un punto de vulnerabil­idad” que no es posible obviar. “Se trata de la relación entre la deuda pública (en moneda brasileña) y el PBI. Esa proporción es la más elevada entre las actuales economías emergentes y está en una trayectori­a de fuerte crecimient­o. Esto ocurre porque Brasil no realizó las reformas y los recortes del gasto público suficiente­s como para sustentar el pago de esa deuda”.

¿Qué implica eso? Castello Branco respondió que la preocupaci­ón central de los tenedores de esa deuda del Tesoro brasileño en reales se enfoca en su sustentabi­lidad: es decir, en las garantías del pago de intereses y de la rentabilid­ad efectiva de las inversione­s especulati­vas. Los grandes detentores de capitales piensan de dónde va a salir el dinero del Estado brasileño que garantice la continuida­d del sistema de endeudamie­nto en reales. “Hoy el foco es la implementa­ción de reformas” dicen otros analistas económicos. Recuerdan que la carga tributaria actual es la mayor en los últimos 16 años. ■

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EFE Problema. El real está perdiendo valor frente a la moneda de EE.UU.

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