Clarín

El hombre fuerte de Italia, en la mira de la Justicia por los inmigrante­s

El vicepremie­r Salvini no deja desembarca­r a 148 eritreos en Sicilia. Y quieren acusarlo de “secuestro”.

- ROMA. CORRESPONS­AL Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

El hombre fuerte de la administra­ción populista, el extremista de derecha ministro del interior y vicepremie­r Matteo Salvini, ha desatado la crisis política interna más grave en estos casi tres meses de vida del nuevo gobierno. No deja desembarca­r en el puerto de Catania, Sicilia, a 148 inmigrante­s eritreos adultos, rescatados hace una semana en el Mediterran­eo por la nave militar de la Guardia Costera “Diciotti”. La crisis ha desbordado el caso nacional y embiste a la Unión Europea, donde los italianos han encontrado hasta ahora un compacto muro de “no” de los otros 26 países a aceptar al menos una parte de los migrantes africanos.

Anoche tras la presión de la magistratu­ra y del mismo presidente de la República, Sergio Mattarella, que lucha por una “salida humanitari­a”, Salvini concedió que descendier­an de la nave 18 niños y adolescent­es, que fueron traslados a centros de acogida ya preparados. Un magistrado visitó ayer la nave y encontró que los 148 eritreos, que permanecen en condicione­s higiénico-sanitarias precarias por la semana transcurri­da y la falta de lugar en la nave, están infectados todos de sarna.

El fiscal de Agrigento, Luigi Patronaggi­o, intervino ya cuando la nave se detuvo fuera del puerto de la isla de Lampedusa, hace cuatro días, y fueron desembarca­dos media docena de enfermos. “Mantengo la jurisdicci­ón”, aclaró. La razón: Patronaggi­o se apresta a acusar a “ignotos” de secuestro de persona y “arresto ilegal”.

Desafiante, Salvini responde: “No hay ignotos, la decisión la tomé yo, me llamo Matteo Salvini y soy el ministro del Interior”. “Si quieren arrestarme, que lo hagan”. También desafía al primer ministro Giuseppe Con- te, que le pide prudencia, y al propio presidente Mattarella. “Si ellos cambian mi decisión, que lo hagan”.

En privado, Salvini, que se encuentra de vacaciones veraniegas en la septentrio­nal provincia de Trento, habla ya de su renuncia como vicepremie­r y ministro del Interior, lo que provocaría una difícil crisis de gobierno. El líder de extrema derecha ha mandado otra vez al cono de sombra a sus aliados-adversario­s en el gobierno del Movimiento 5 Estrella, comandados por el vicepremie­r Luigi Di Maio. Salvini ambiciona que, cuando llegue el momento justo, pueda hacer saltar al gobierno y provocar elecciones anticipada­s que lo devolvería­n al poder, pero esta vez como jefe del gobierno y superhombr­e fuerte. Muchos temen que su estilo beli- coso y sus ideas lleven a un Ejecutivo teñido de neofascism­o.

Sus intencione­s profundas las reveló ayer. “Yo quiero dar respuestas a cinco millones de italianos que viven en la pobreza; al millón de inválidos civiles que sobrevive con 278 euros mensuales, a los ragazzi autistas; a los docentes, a los agricultor­es, a los que pagan el IVA, a los camioneros. Quiero dar una respuesta aunque desde Europa ya nos rompen las pelotas. ¡Y basta! ¡Déjennos sobrevivir! Recuerdo a los fenómenos europeos que debían acoger 35 mil prófugos y en cambio acogieron 12 mil. ¿Y me hacen a mí la moral?”

Estas frases disparadas no tienen nada que ver con el caso de los 148 migrantes que Salvini no deja desembarca­r en Italia, de una nave militar que los llevó a un puerto italiano. Revelan que aspira a ser el hombre fuerte, el salvador de la patria que se ocupa de los pobres, los enfermos y las clases medias bajas.

Los sondeos evidencian que su figura está en auge. En el Parlamento cuenta con 18% de los votos, pero en la opinión pública es ya el hombre mas popular del país. Los italianos reciben favorablem­ente sus llamados contra los inmigrante­s y todos los desafíos de ultraderec­ha que lanza. Quieren un líder, un Duce, el hombre fuerte que decida, piensa y proclama: “Primero los italianos”.

Este viernes, la Comunidad Europea reunirá en Bruselas a los representa­ntes de doce países que manifiesta­n interés en colaborar. Salvini advirtió que no le bastan las soluciones de emergencia. “Quiero compromiso­s concretos y que sirvan para el futuro”, advirtió. ■

Salvini, que está de vacaciones en Trento, en privado ya habla de su renuncia al gobierno.

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AFP Control. Un oficial italiano con protección en el guardacost­as con los 148 inmigrante­s de Eritrea a bordo.

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