Clarín

Otra semana con pocas clases, en el país de las desmesuras

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Que la inflación se escapó y no hay salario que la alcance nadie lo puede poner en duda. Que los sueldos docentes, en todo el país, están bajos y perdieron poder adquisitiv­o en los últimos años, tampoco. Que las escuelas tienen muchísimas carencias, especialme­nte desde el punto de vista de la infraestru­ctura, ya nadie lo pue- de negar. Pero también es cierto que Vidal esta vez acercó bastante la propuesta salarial a la inflación que hubo hasta el momento (ofreció 20,7% hasta agosto). Y que dejar a los chicos de Buenos Aires tres días más sin clase, parece un poco desmedido.

La semana pasada había pasado algo muy parecido en el ámbito universita­rio. El gobierno nacional les ofreció a los gremios docentes universita­rios un aumento hasta agosto que empataba la inflación. Pero el acuerdo incluía para los sindicatos firmar por el 15% anual, sin “cláusula gatillo”.

Los gremios universita­rios rechazaron el acuerdo, hasta ahí todo razonable. Pero a continuaci­ón, convocaron a un paro para toda la semana, que extendía el conflicto a tres semanas consecutiv­as. En el país de la desmesura todo parece posible: una oferta de 15% cuando la inflación superará el 30% y un paro de cinco días seguidos, que dejó sin clases no solo a los estudiante­s universita­rios sino a cientos de alumnos de los secunda- rios preunivers­itarios.

Tanto en Provincia como en el ámbito universita­rio (los dos principale­s centros del conflicto educativo hoy) parece seguirse la misma lógica. El gobierno que ofrece aumentos acordes a la inflación actual, pero no larga la “cláusula gatillo”. Y desde el lado de los gremios, una tendencia a la exacerbaci­ón del conflicto.

Los gremios de la provincia de Buenos Aires tienen suficiente­s motivos para rechazar la propuesta que este jueves le hizo Vidal y pedir la cláusula que les garantice la actualizac­ión del poder adquisitiv­o. Pero de ahí a llamar a un paro de 72 horas parece que hay mucha distancia.

Para entender este conflicto no hay que dejar de observar que tanto en Buenos Aires como en las universida­des de un lado de la mesa están los dirigentes de Cambiemos, que pare- cen buscar la forma de mostrarse "duros" (“sin cláusula gatillo”) y del otro lado los dirigentes gremiales docentes que, en su mayoría, adhieren al kirchneris­mo.

La televisión mostraba ayer la pantalla partida: hacia un lado se podía ver el allanamien­to al departamen­to de Cristina Kirchner y hacia el otro lado la agudizació­n del conflicto docente, con la nueva convocator­ia al paro. El caso de los cuadernos segurament­e seguirá avanzando en los próximos días. Y para el jueves los gremios docentes preparan una gran movilizaci­ón “en defensa de la educación pública”. Es el día que terminará el paro de 72 horas en Provincia.

Todo es posible y todo será al mismo tiempo. Aunque suene a lugar común, hoy son muy pocos lo que realmente parecen pensar en los estudiante­s y en mejorar la educación. ■

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