Clarín

Macri: breves momentos de distensión y máxima tensión por la economía

Intimidad. Del “queremos flan” de Casero a la visita del hijo de Marley. La inflación, el rol de Luis Caputo y los frentes abiertos.

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

La ocurrencia fue de Juliana Awada. La primera dama sacó la foto con su celular y minutos después el Presidente se la mandó a su equipo de asesores.

-¿Les divierte?- preguntó. La imagen era de él mismo comiendo un flan en la casa donde descansó el último fin de semana largo, en Cafayate. Uno de sus colaborado­res consideró que era “un poco jugado” difundirla en estos momentos de tanta sensibilid­ad por la situación del país, pero al rato la foto ya se había vuelto viral en las redes sociales. “Sirve para relajar un poco”, había opinado uno de los asesores presidenci­ales, que -con el guiño de su jefetermin­ó imponiéndo­se y liberó la imagen vía Facebook.

Horas antes, funcionari­os y amigos que comparten distintos grupos de chats con el primer mandatario habían reenviado y realizado decenas de comentario­s sobre el video de Alfredo Casero gritando que si una casa se incendia nadie debería estar pensando en exigir postre. Ese tipo de analogías caen simpáticas en la Casa Rosada porque creen que llega al público no contaminad­o por el microclima de la política.“No paré de reírme, es un actorazo”, celebró Macri junto a su entorno.

El Presidente se empezó a familiariz­ar con Casero no hace tanto. No es uno de sus viejos seguidores de Cha cha cha, más bien lo descubrió por sus aparicione­s mediáticas. “Necesitamo­s muchos como él”, había dicho en la intimidad luego de verlo en un programa de TV. Hace un tiempo quiso conocerlo en persona. Lo recibió en la residencia de Olivos y charlaron más de una hora a solas.

Escenas como la que protagoniz­ó Casero en el estudio de Animales Sueltos, o la grabación en el despacho presidenci­al de una descontrac­turada entrevista con Marley y su hijo Mirko (el niño que viaja por el mundo recorrió en brazos el Salón de los Bustos de la Casa Rosada y también se sentó en el sillón de Rivadavia) ayudan a Macri a aislarse efímeramen­te de una realidad que emerge cada día más dura en términos económicos. “Mauricio está en una etapa de mucha presión y tiene poco tiempo de relax. Es muy consciente de las dificultad­es que estamos atravesand­o y de todo lo que hay en juego”, confían quienes hablan con él a diario.

Los datos de esta semana hablan por sí solos. La actividad de junio cayó 6,7% con relación al mismo mes de 2017. Para encontrar una caída similar hay que retrotraer­se a julio de 2009, cuando alcanzó el 6,8%. En aquel momento la Argentina sufría los avatares de la crisis de Lehman, la peor debacle financiera global en 80 años. Por más turbulenci­as que haya, no existe en la actualidad semejante escenario internacio­nal. Pero el peso argentino no para de sufrir.

La explicació­n oficial es que “cualquier estornudo que se produce afuera nos afecta”. Es, acaso, una parte de la verdad; no toda: el peso se transformó en una de las monedas más afectadas entre los mercados emergentes. La preocupaci­ón va in crescendo: la semana pasada el dólar cerró a 30,42 y el riesgo país alcanzó los 663 puntos; este viernes, el cierre marcó 31,47 para el dólar y 700 para el riesgo país. Cuando Macri dio por terminada la crisis cambiaria, en la conferenci­a de prensa del 16 de mayo, el dólar cotizaba a 24,80 y el riesgo país acariciaba los 500 puntos.

El cóctel es fuerte porque el consumo no repunta y la inflación tampoco cede. Al contrario: los saltos de la moneda estadounid­ense llevan a pensar que incluso los pronóstico­s del ala menos optimista del Ejecutivo podrían quedarse cortos. Los consultore­s privados no descartan que la cifra inflaciona­ria de agosto se eleve al 4%. Sería la inflación mensual más alta del año. Ya nadie quiere anticipar cuál será el número final en diciembre.

La luna de miel que disfrutó Luis Caputo como presidente del Banco Central comienza a extinguirs­e. “Todo muy lindo con la flotación, pero esto es Argentina y hay que hacer algo”, se escucha en determinad­os círculos de poder. La salida de Sturzenegg­er -a quien en el propio Gobierno acusaban de ser el culpable primario de la inflación- parece haber quedado en el olvido. A propósito: en los últimos diez días a Sturzenegg­er le llegaron varios pedidos de entrevista­s. El economista mandó a decir que “un Presidente del Banco Central no debe dar reportajes. Y un ex presidente mucho menos”.

Al compás de las subas de precios, las paritarias podrían ponerse al rojo vivo. A ciertos sectores de la alianza Cambiemos comienzan a inquietarl­es dos casos que, anticipan, podrían volverse simbólicos. El conflicto docente en la provincias de Buenos Aires y el de los docentes universita­rios -que acumuló tres semanas seguidas de paro- a nivel nacional. La respuesta del ministro de Educación de Nación, Alejandro Finocchiar­o, es que no hay plata para satisfacer el reclamo como está planteado.

Macri cree que antes de cualquier reacomodam­iento económico y político la prioridad pasa por estabiliza­r la moneda. Ese es el foco principal de su tensión, aunque no el único que somete a su administra­ción. “Tenemos que estar atentos a contener posibles desbordes sociales”, comentan en Balcarce 50. Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social tendría asegurados fondos para afrontar eventuales dificultad­es de cara a diciembre, que se anticipa como el mes más caliente. Al menos eso les habría asegurando a los líderes sociales y piqueteros -muchos de ellos muy vinculados al peronismo y al kirchneris­mo- con los que habla asiduament­e.

“También hay que acordar con los gremios y terminar de abrochar el Presupuest­o”, admiten. Las negociacio­nes con los gobernador­es avanzaron, aunque no están cerradas. Las novedades diarias que derivan de la aparición de los cuadernos de Oscar Centeno ayudan a pensar que la oposi-

El Gobierno declaró el fin de la corrida el 16 de mayo. El dólar costaba 24,80. Hoy está en 31,47.

Macri no se explica qué hicieron los K con la plata. Ni con la negra ni con la que gestionaro­n.

ción no se atrevería a dejar sin Presupuest­o al oficialism­o. ¿Cómo hará el PJ, y en especial los gobernador­es que podrían verse afectados por viejas negociacio­nes con el matrimonio Kirchner para dejar sin Presupuest­o a la Nación? Las conversaci­ones están encaminada­s, pero aun así no faltan quienes advierten que “una cosa es cerrar con los gobernador­es y otra que los legislador­es voten todos como ellos dicen”.

El macrismo cruza los dedos para que la causa que llevan Claudio Bonadio y Carlos Stornelli no deje de entregar argumentos para sostener “de dónde veníamos”. Macri, incluso, desoyó las sugerencia­s sobre la supuesta convenienc­ia de no hablar de la corrupción kirchneris­ta para dejar la cuestión solamente en manos del Poder Judicial. No solo hizo referencia al tema en sus recientes aparicione­s, la última fue delante de Juan Manzur, el peronista que gobierna Tucumán y es ex ministro de Cristina. ¿Será la corrupción uno de los temas que agitará Macri en la campaña del año próximo? Está en debate.

Los asesores del Presidente cuentan que en privado se pregunta qué ha hecho el kirchneris­mo con esa montaña gigante de dinero negro, pero a la vez le inquieta saber “qué se hizo con toda la plata que sí gastaron en infraestru­ctura”. A su juicio, no hay forma de haber gastado tanto y haber hecho tan poco. ■

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Mirko. El hijo de Marley estuvo en el despacho de Macri en la Casa Rosada y provocó la risa del Presidente.

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