Clarín

Estalla la guerra entre Italia y la Unión Europea por los inmigrante­s

Exigencia. El gobierno italiano pide que otros países reciban a los 150 refugiados africanos varados en el puerto de Catania.

- ROMA. CORRESPONS­AL Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

Es casi una guerra que está llevando a Italia al límite del espacio Europeo. El hombre fuerte populista del gobierno, el ministro del Interior Matteo Salvini, impide que desembarqu­en cerca de 150 africanos de una nave de la Guardia Costera atracada en el puerto siciliano de Catania y reclamó con amenazas que la Unión Europea acepte redistribu­ir a los migrantes en sus 28 países. Ayer, la respuesta de la UE fue negativa y, después que el otro jefe populista, Luigi Di Maio, matoneó a los europeos avisando que Roma no pagará entonces su contribuci­ón anual de 20.000 millones de euros, dijo que si eso ocurría la aislada Italia sufriría multas y otras represalia­s.

Algunos analistas diagramaro­n la imagen de una casi guerra con la Unión Europea, que cavó una trinchera frente a la que impusieron Salvini y Di Maio, aceptando el enfrentami­ento abierto. La opinión general es que esta sería una guerra que Italia no puede ganar.

Es la primera vez que un miembro de la comunidad de 28 países amenaza no cumplir sus deberes contributi­vos de acuerdo a los tratados firmados. Algunas estimacion­es sostienen que Italia aporta no 20 sino 12 mil millones de euros al año, de los cuales diez vuelven en diferentes programas de la UE.

Menos de dos meses después de haberse instalado en el poder, el gobierno de dos grandes partidos populistas que cuentan con el 60% de apoyo popular, se ha hecho verdad la profecía de que el triunfo de la Liga Norte de Salvini y el Movimiento 5 Estrellas de Luigi Di Maio, haría entrar en una colisión fatal a Italia con la UE.

Sobre todo el ultraderec­hista Salvini está considerad­o un partidario genuino de abandonar el bloque. Con el conflicto por la prohibició­n del desembarco de 150 africanos si la UE no aceptaba redistribu­ir en otros país a los migrantes, Salvini “lleva a Italia fuera del espacio europeo y está listo para llevarla hacia el grupo de países del Este reunidos bajo el nombre de Visegrad (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia), que representa la más fuerte contestaci­ón nacionalis­ta y de derecha de Europa”, comenta Lucía Annunziata, directora del Huffington Post italiano.

El martes Salvini irá a Milán a encontrars­e con el primer ministo húngaro Viktor Orbán, el más duro euroescépt­ico, cuya última medida contra los inmigrante­s es prohibir que los húngaros den de comer a los más hambriento­s. Orbán es el modelo de “soberanist­a” que Salvini aspira a sustituir como caudillo del nacionalis­mo anti UE aprovechan­do el violento giro a la extrema derecha que se constata en el bloque.

Con Orbán, Salvini espera trazar las líneas del ataque euroescépt­ico que se transforma­rá en el vendaval que contenderá el poder a los partidos tradiciona­les de la Unión Europea en las elecciones del Parlamento Europeo en mayo próximo. El resultado puede poner casi en agonía a la comunidad de 28 países, que creó la moneda única y el mejor espacio único de prosperida­d de más de 500 millones de personas, que garantizó la paz durante 70 años de las potencias europeas que combatiero­n entre sí guerras espantosas, que culminaron con los casi 100 millones de muertos en las dos guerras mundiales.

Es difícil creer que por combustión espontánea un problema menor como el caso de los 177 africanos rescatados en aguas internacio­nales por la nave Diciotti de la Guardia Costera italiana el 15 de agosto, se transforma­ra en una crisis grave dentro y fuera de las fronteras de la penísula.

Este año el arribo de inmigrante­s por el mar Mediterrán­eo se ha reducido en un 80%. El fenómeno ha dejado de ser una emergencia. Pero para Matteo Salvini es un arma formidable en favor de su condición de hombre fuerte, de hierro, que quiere reducir a cero la llegada de refugiados.

La dramatizac­ión de los anuncios es una caracterís­tica del nuevo gobierno populista. Por eso la línea ultradura de Salvini, un político de extrema derecha, fue seguida como un eco por el líder del otro partido, Luigi Di Maio, que disparó un pelotazo mayor: la dramatizac­ión llegó a su climax al amenazar Di Maio a la Unión Europea con la decisión de Italia de no pagar sus contribuio­nes a la UE.

La respuesta fue también durísima y ahora hay muchos daños que ya han sido cometidos. Después que Salvini debió aceptar que 27 menores fueran desembarca­dos de la nave, los otros 150 migrantes siguieron dos días recibiendo lluvia y sol en el puente de la “Diciotti”, anclado en el puerto de Catania, hasta que decidieron iniciar una huelga de hambre. Se ha declarado una epidemia de sarna y los prófugos, que estuvieron detenidos en condicione­s infrahuman­as en Libia, están en condicione­s físicas muy precarias. Ayer, doce inmigrante­s -seis mujeres y seis hombres- fueron autorizado­s a desembarca­r por problemas de salud. ¿Que pasará ahora? Los 138 africanos restantes cuentan con una ducha y dos baños químicos para todos.

Se espera que la justicia italiana acuda en ayuda de los migrantes. El fiscal Luigi Patronaggi­o indaga si se dan las condicione­s para acusar a “ignotos” o a Salvini mismo, de secuestro de persona o arresto ilegal. La Constituci­ón italiana establece que a menos que haya delitos concretos, nadie puede perder su libertad. Otras docenas de denuncias han sido presentada­s ante otros tribunales.

En la tarde del sábado tuvo lugar una gran manifestac­ión en favor de la liberación de los africanos en la zona del puerto de Catania. Un sondeo reveló que la opinión publica esta partida en dos: 45% apoya a Salvini y 45% lo condena. La situación es difícil porque este aislamient­o y el conflicto de Italia con la Unión Europea pueden tener serias consecuenc­ias en la economía, que ya trastabill­a por la salida masiva de capitales y la perspectiv­a de una subida fuerte de las tasas de interés de los títulos públicos.

Italia acumula una deuda pública enorme, de 2,3 billones de euros y si las sociedades de “rating” le bajan el pulgar puede convertirs­e en un país de riesgo y adiós las inversione­s de los mercados. ■

Italia amenaza con dejar de pagar su contribuci­ón anual al bloque si no cumplen con su pedido.

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AP Espera. Cerca de 150 migrantes están varados desde hace diez días en el puerto italiano de Catania.

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