Clarín

Presentan un proyecto de ley para la producción nacional de misoprosto­l

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En los seis meses de debate en el Congreso sobre la legalizaci­ón de aborto, quedó claro que el misoprosto­l es la mejor droga para interrumpi­r embarazos. Los abortos con medicament­os hoy representa­n el 90% de los casos y prácticame­nte no tienen efectos adversos. Recién ahora la ANMAT permitió que esta droga sea de uso obstétrico pero, por el momento, sólo la vende un laboratori­o privado y uno público de Santa Fe está cerca de terminar el primer lote. Así, 16 diputados de distintos bloques presentaro­n un proyecto de ley de producción pública de medicament­os necesarios para las interrupci­ones de embarazos. Además del misoprosto­l, proponen la producción de la mifepristo­na, la otra droga recomendad­a en estos casos por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

“El propósito de esta ley es garantizar el derecho de las mujeres al ac- ceso equitativo a los medicament­os recomendad­os por la OMS para una segura interrupci­ón del embarazo en los casos no punibles, con una disminució­n considerab­le de los riesgos, así como de los costos del sistema de salud en general -explica Daniel Filmus, diputado que presentó el proyecto-. Esta ley garantiza la soberanía en materia de salud, ya que prevé que los laboratori­os nucleados en la Agencia Nacional de Laboratori­os Públicos produzcan misoprosto­l y mifepristo­na, que el Ministerio de Salud de la Nación los incluya en el Plan Médico Obligatori­o y en el vademécum de los programas de medica- mentos de cobertura gratuita”.

El proyecto lleva además las firmas de Daniel Lipovetzky, Victoria Donda, Brenda Austin, Cecilia Moreau, Araceli Ferrreyra, Silvia Lospennato, Mónica Macha, Verónica Mercado, Mayra Mendoza, Gabriela Estevez, Cristina Álvarez Rodríguez, Pablo Carro, Hugo Yasky y Roberto Salvarezza.

Según la OMS, la utilizació­n de medicament­os esenciales es considerab­lemente menos costosa que el tratamient­o quirúrgico tradiciona­l para estos casos, porque en su mayoría las interrupci­ones se realizan de manera ambulatori­a y sin generar complicaci­ones de salud. ■

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