“Es hora de que pare de jugar”
Jorge Ginóbili no deja de ir a Bahiense del Norte por ninguna razón. Lo hizo hasta en la tarde del sábado 28 de agosto de 2004, cuando su hijo más chico acababa de consagrarse campeón olímpico en Atenas. Ayer, el día del retiro de Manu, la imagen se repitió en las instalaciones de Salta 29. Allí está Yuyo, como todos lo conocen en el barrio.
“Me había dicho que en agosto iba a decidir, pero que antes tenía que hablar con Pop. La semana pasada le pregunté y me dijo que todavía no había nada”, contó sobre la trastienda del retiro. “Me parece razonable lo que hizo, porque son 41 años y es hora de que pare de jugar”, analizó Yuyo, pese a que ya no podrá disfrutar de las maravillas que su hijo ofrecía.
“Me daba una alegría enorme ir a verlo a San Antonio una vez al año. Veía 7 u 8 partidos, lo gozaba mucho. Hacía cosas que valía la pena ver”, dijo como si fuera un hincha cualquiera más del “20” de los Spurs.
Sobre los argumentos de la extraordinaria carrera de Manu, qué mejor que escuchar a quien lo crió junto a Raquel, la mamá. “Lo más fuerte de él es la cabeza y eso en el básquetbol, más allá de la destreza y fortaleza físicas, es muy importante”, aseguró Ginóbili padre, jugador de Bahiense Juniors antes de la fusión con Deportivo Norte, de la que surgió, a finales de los 70, Bahiense del Norte.
Y el padre agregó para cerrar: “Hacía cosas que otros no hacían. Manu encaró todo con mucha resolución, se fijaba y era muy perseverante hasta lograrlo. Así fue marcando hitos en toda su carrera, desde la Liga a Italia y en la NBA”.w